viernes , marzo 29 2024

Crítica de «Todas las Mujeres». Eduard Fernández a seis bandas

Crítica de la película española «Todas las mujeres», de estreno en cines este viernes 18 de octubre.

Avalon Distribución Audiovisual después de su gran éxito con «Searching for Sugar Man», habiendo sido esta es su última semana en cartelera desde que se estrenara el pasado 22 de febrero de este año, y con otros documentales después suyos en cartelera, nos presenta este viernes 18 de octubre “Todas las mujeres” una adaptación de la serie televisiva con el mismo título que Mariano Barroso dirigió hace tres años y que en esta ocasión nos brinda para la gran pantalla.

Nacho (Eduard Fernández) es un veterinario que trabaja para su suegro. Él nunca ha tenido suerte en los trabajos por su mala cabeza, pero si ha sabido aprovechar facultades que tiene con su personalidad embaucadora. Llevado por su mala vida, cree que la mejor forma para salir adelante y no quedarse aferrado a esa vida que no le gusta nada, controlada en cierta forma por su vida familiar, se ve metido en un negocio ilegal que finalmente no acaba bien. Para no ser el responsable de ello y no tener que enfrentarse a la justicia, recurre a seis mujeres que piensa que le ayudarán a esquivar el problema, aunque incluso una de ellas sea quién le ha metido en el embrollo.

Banner de "Todas las mujeres".

Mariano Barroso ha aprovechado muy bien en «Todas las mujeres» los trabajos realizados anteriormente por Eduard Fernández, de hecho ellos ya han trabajado anteriormente juntos, pero en este caso ha recurrido a ese personaje de corte cómico con cierta carga dramática a la vez que patética que tan bien sabe desarrollar el actor, que se enfrenta a diversos encuentros localizados en distintos lugares, donde cada uno muestra una faceta distinta del protagonista, porque en cada lugar, cada escenario tiene una búsqueda egocéntrica, aunque finalmente casi siempre el desenlace sea el mismo, y su pérdida, en parte emocional, acabe siendo la misma, aunque él no se dé cuenta.

Una historia de un hombre con seis mujeres que han marcado y marcarán más todavía su vida, y a las que intentará llevarse a su terreno mediante el camelo más sencillo y viejo del mundo la picaresca que tanto se estila en nuestro país, un hombre ruin que esconde sus bajos instintos sobre un discurso fluido pero en momentos penoso y poco recurrente cuando el agobio le invade.

Todas esas lindezas sobre un ser humano, en este caso masculino, pero también podría ser lo contrario ( porque las mujeres tampoco se quedan cortas en sus ataques), retratado por una increíble interpretación de Eduard Fernández que saca todo su talento a relucir con cada una de esas mujeres que le harán quedar mal no, peor. Y todo hay que decirlo sus partenaires a cual mejor de todas, plantándole cara en tú a tú, a veces intimo, otro maternal, otros hirientes y sobre todo y ante todo rebuscando en lo más profundo del ser humano, en ese egoísmo que rebosa en ese personaje que es tan vil pero que al final se hace querer.

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Nacho es un embaucador y seductor nato, le puede su actitud y tiene aptitudes para ello, sabedor de ello lo aprovecha pero no se da cuenta que su fama le precede y quien ya le ha tratado conoce sus puntos débiles y donde se le puede atacar. Son seis duelos sobre la dignidad, la supervivencia y saber sacar provecho del contrario.

El intenta desnudar su alma ante ellas, en beneficio propio claro está, con cada una de distinta manera, pero su alma no se desnuda se queda en un falso forro donde esconde sus intereses, salvar su inocencia quedar impune ante unos hechos que aunque no es culpable del todo, si se quiso aprovechar de las circunstancias y en cierta forma vengarse de alguien que tenía alrededor y por quién no se veía reconocido, por lo que a fin de cuentas parece que su pequeño ajuste de cuentas acabo siendo algo que se vuelve en su contra.

Qué decir en «Todas las mujeres» del plantel femenino, que es completísimo y con grandes interpretaciones. Las primeras en aparecer y desaparecer son su mujer y amante, la primera interpretada por una dignísima Lucía Quintana que ya no aguanta más los tejemanejes de su marido y le planta cara, aunque él no la cree capaz de ello. Su amante una joven pero impresionante en su interpretación Michelle Jenner, quién le maneja a su antojo aunque él nunca lo verá así, pensando que es él el que lleva las riendas de todo.

María Morales, su antigua novia, a quién recurre porque es abogada para que le saque del apunto en el que se ve inmerso gracias a su amante, eso sí ella se enfrenta a él poniéndole de frente el pasado y haciendo revivir viejas heridas. En cuarto lugar, la madre, esa madre implacable y que hará que él pierda la compostura y tenerse que rebajar un tanto, pero utilizando artimañas para que todo se vuelva a su favor, un duelos de titanes, ese cara a cara entre madre e hijo que bien vale verlo un par de de veces, porque Petra Martínez en su papel de madre desentendida pero presa finalmente, está soberbia.

En quinto lugar María Larralde como esa cuñada que le entiende, y se pone de su parte hasta un momento dado que le da donde más duele, en su ego. Y para finalizar un papel fundamental el de Natalie Pozas, haciendo de psicóloga a quién intentará conquistar con su verborrea, pero por quién acabará cayendo en su propia trampa, la verdad, lo que en definitiva se esconde detrás de esa fachada.

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