Crítica de Gabrielle. Un drama rebosante de sensibilidad

La película es sensible, directa y natural, tratando la temática en sí por todas las bandas, las personas afectadas, los familiares, los cuidadores y la sociedad en sí.

Encontrarse con una cinta que te muestra de cara las dificultades que conlleva la vida y las vicisitudes de la misma cuando alguien tiene una dificultad física, psíquica o mental, es una maravilla, más si la temática en sí se trata con naturalidad, tacto y sin tapujos.

En este caso hablamos de Gabrielle, de Louise Archambault, que obtuvo el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Locarno en el 2013, y el festival de Gijón, el actor protagonista Landry se alzó con el premio a mejor actor. Estará en nuestras carteleras a partir del próximo día 14.

Gabrielle es una joven que desea ser como el resto de las jóvenes de su edad, 22 años, tener una independencia, una libertad sentimental y así poder vivir su propia vida. En el coro en el que canta ha conocido a Martín, y juntos han conocido el amor, ahora solo quieren avanzar, pero la vida no les dejará, pues el simple hecho de ser diferentes al resto de la sociedad, pondrá una barrera que ellos quieren saltar, pero muchos no les dejan.

Esta película va directo al grano, mostrando la vida de Gabrielle desde el primer momento, con sus pros y sus contras y su lucha contra su Sindrome de Williams, más que contra la enfermedad, contra los prejuicios que muchos tienen con respecto a esta peculiaridad que le ha tocado vivir.

La película es sensible, directa y natural, tratando la temática en sí por todas las bandas, las personas afectadas, los familiares, los cuidadores y la sociedad en sí. Todo reflejado con pequeños detalles que al final se hacen grandes en pantalla, para comprender los obstáculos de la vida en sí.

Hace poco en Cineralia hablamos de Música Maestros un documental que hablaba sobre los beneficios de la música en personas discapacitadas. Con la musicoterapia, allí trataban varias enfermedades, Gabrielle se centra en un caso de Sindrome de Williams. Aquí la música también se utiliza como terapia y como grupo de unión y por eso me acordé del documental anteriormente mencionado.

Tiene unos planos muy sutiles donde vemos a los personajes acercarse con timidez pero con anhelo de encontrar una libertad que creen que se les niega por sistema, sin medir las consecuencias. Gabrielle no es otro que el camino en busca de la independencia para cualquier persona y sus circunstancias. Un canto a gritos de una libertad emocional, encerrada por el sistema.

El guion es compacto recorriendo no solo la vida de la protagonista si no todo lo que le incumbe, sus familiares, amigos y lo que le rodea. Viendo la visión desde cada frente y como les influye en su día a día. Es una cinta totalmente emocional y que llega, tocando con finura la fibra sensible. Pero también es verdad, que te hace ver la valentía que hay dentro de estas personas.

La película tiene un aire muy documental, ya que se centra en contarnos una realidad aunque dentro de una ficción, y por eso me resulta muy instructiva a la par que emocional.