El excéntrico Daniel Day-Lewis nos presenta otra interpretación majestuosa, aunque en algunos momentos sobreactuada, en esta historia basada en la novela de Upton Sinclair «Petróleo» de 1927, que nos narra la vida de un prospector de Texas hecho a si mismo que empezando de la nada y escarbando con sus propias manos su primer pozo, es capaz de levantar un imperio sin importarle ni los sentimientos ni las personas que le rodean.El magnate se enfrentará al predicador Eli Sunday (Paul Dano, el adolescente de «Pequeña miss Sunshine»), en su afán por apropiarse de todas las tierras a costa de lo que sea.
Con esta premisa arranca una historia absorvente, que te sabe enganchar, te arrastra en el devenir de los protagonistas, te hace participe y durante muchos momentos roza la genialidad.
La dirección que en ciertos pasajes es sublime, se ve perjudicada por un guión frágil que no hilvana la narración con toda la efectividad que cabia esperar y sobretodo en el tramo final se vuelve débil y desinfla la nota final del conjunto.
La música, muy del gusto de Paul Thomas Anderson, impregna el filme a conveniencia y más que conseguir el efecto deseado, irrita y estorba a partes iguales en muchos minutos del metraje, en otros simplemente cumple.
Da la sensación de que con algunos retoques en el guión y restando los minutos finales del largometraje, histriónica interpretación final de Daniel incluida, se hubiera podido gestar una obra maestra. Aunque la alta dosis de calidad inyectada en su tramo inicial le sirve para, aprovechando la inercia, llegar sana y salva a un desenlace demasiado apresurado.
Sigo pensando que «Expiación» y «Juno» están por encima en la carrera por las estatuillas.
7,4 sobre 10.
Rafael Calderón Luna.