Lo que al principio era únicamente un pasatiempo se ha convertido en un empleo a tiempo completo para un sinfín de cinéfilos, que son cortejados por los estudios de cine. Tom O’Neil, un periodista de Los Ángeles, está considerado como el precursor del género, lanzó su sitio Gold derby hace diez años, después de que comprobase que la carrera de los premios de la Academia de Cine de Hollywood se parecía, y mucho, a una competición hípica.
‘Recluté a 45 periodistas de diferentes medios de comunicación. Nos divertimos de lo lindo, pero aquello no tenía un fin lucrativo y nunca pensé que terminaría teniéndolo’, explica O’Neil.
Paralelamente, Sasha Stone, una amante del cine sin experiencia periodística alguna, creó la página de internet oscarwatch.com, a la que rebautizó como awardsdaily.com después de que la Academia intentase llevarle a juicio. ‘En aquella época, nadie hablaba de la carrera de los Óscars’, recuerda. ‘Sí existían sites de fans, pero nadie analizaba su desarrollo, ni preguntaba por qué ciertas películas tenían éxito y no otras’.
Para satisfacción de O’Neil, Los Angeles Times adquirió Gold derby en 2005 para incluirlo en su suplemento dedicado a los premios, ‘The Envelope’. ‘Fue entonces cuando los blogs estallaron’, recuerda el periodista. ‘Los fans comenzaron a hacer lo que los periodistas no se atrevían; es decir, los cubrían como si fuera una verdadera carrera’. ‘Nadie se dio cuenta de la llegada de los blogs. Todos pensaban que el modelo que se mantendría sería el de los periodistas que escribirían artículos, o, en todo caso, el de los periódicos en internet’, puntualiza Sasha Stone. ‘A la gente le encanta escribir mensajes y discutir, algo que no puede hacer en la prensa tradicional’, agrega.
Los estudios de cine se dieron cuenta enseguida del impacto de este nuevo sector. Los jefes de prensa de los estudios vigilan de cerca estos blogs y están en contacto permanente con los que los redactan. Su popularidad es tal, que son famosos porque llegan a influir en el propio acontecimiento. ‘Tenemos un efecto en la competición, es evidente’, reconoce O’Neil, quien cita el ejemplo de George Clooney, quien recibió el Óscar en 2006 al mejor actor secundario por ‘Syriana’. ‘George Clooney dijo inicialmente que quería competir como actor principal y todos los blogueros se pusieron de acuerdo en apostar a que tendría más suerte en la categoría de secundario, y le convencieron’.