El buen cine llega en ocasiones de los sitios más dispares y en los momentos más imprevistos, en otras el saber hacer y el oficio a la hora de la elaboración de la historia hacen el resto, este es el caso de ‘Pequeñas mentiras sin importancia’, una comedia francesa muy cercana al drama que supone una de las joyas de la cartelera de los últimos meses y una demostración del saber hacer en el género de nuestro país vecino, dónde ha recaudado excelentes críticas y un éxito taquillero casi sin precedentes.
Max, el propietario de un restaurante de éxito, y Véro, su ecologista mujer, invitan, como todos los años, a su grupo de amigos a su bella casa de la playa para celebrar el comienzo de las vacaciones. Pero este año, justo cuando iban a abandonar París, su amigo Ludo sufre un grave accidente. Este es el potente e impactante inicio de una historia de personajes, dónde la interpretación de cada uno de los grandes actores y actrices cobra vital importancia, y estos, en agradecimiento, nos devuelven una demostración de trabajo, oficio y dedicación en cada uno de los minutos de su intenso y largo metraje; están simplemente espléndidos y eso favorece sobremanera la imprescindible empatía con cada uno de los protagonistas.
Su humor irreverente, mezclado con inteligentes dosis de moralina y su discurrir hacia el drama más abierto, supone un gran acierto, una de esas joyas que tanto nos gustan en Cineralia. Su sensación de ya visto, de lugares comunes, no supone ningún escollo, en nuestro caso, para apreciar sus múltiples beneficios sobre el ser humano y nos permite saborear al final de la película un regusto duradero, y la placentera sensación de que el cine es maravilloso.
Su director Guillaume Canet, ahonda en la fragilidad del ser humano, en su imprefección, tratando los sentimientos reprimidos que todos llevamos dentro y que tanto nos cuesta sacar al exterior, esas pequeñas mentiras ‘sin importancia’, que en situaciones de alta tensión emocional acaban por salir, provocando una reacción en cadena en los demás individuos que nos rodean. Esto genera roces, problemas entre amigos, enfrentamientos en las parejas y la reflexión individual sobre sí mismo de cada personaje.
Una pequeña oda a la amistad y al individuo como ser único y al mismo tiempo como parte de un todo. Un homenaje a los que todavía creemos en el ser humano como parte de nosotros mismos. Una película imprescindible.
Rafael Calderón Luna. Nota: 7,5 sobre 10.
Genial, preciosa, peliculón… de lo mejor en mucho tiempo…
Me alegro de que te gustara tanto, es una gran película.