La Invención de Hugo. Un fascinante cuento de Martin Scorsese.

Todos los que de una manera o de otra conocemos a Martin Scorsese y amamos como él el cine, entendemos la pasión y la sensibilidad con las que el cineasta americano afronta la adaptación a la gran pantalla del original libro de Brian Selznick, ‘La Invención de Hugo’, ganador del premio Randolph Caldecott en 2008. Esa afectividad, se nota en cada fotograma, en cada segundo de metraje y en cada plano secuencia.

Scorsese utiliza París como un inmenso escenario, su virtuosismo como principal arma y su experiencia como bandera para ofrecernos una de las mejores películas del año. El director de cine en su primera incursión en el cine fantástico familiar no decepciona. Su largometraje es entretenido y eso se agradece desde el primer minuto. La utilización del 3D es adecuada a cada momento y bien aplicada, algo que, por suerte, se está convirtiendo en habitual.

París, años 30. Hugo (Asa Butterfield) es un niño huérfano que vive escondido en una estación de trenes y se ocupa, en secreto, del mantenimiento y reparación de todos los relojes. Su curiosidad y un extraño robot averiado herencia de su fallecido padre le llevará a verse envuelto en una misteriosa aventura cuando intente repararlo y descubra su misterioso funcionamiento. Un día conoce a una chica (Chloë Moretz) que tiene la llave que podría resolver el misterio del robot.

Una aventura a la medida de un genio, con un reparto de lujo, geniales todos y todas, pero en especial Sacha Baron Cohen en su inolvidable interpretación de guarda de la estación. Tanto Asa Butterfield como Chloë Moretz cumplidores en sus papeles y Ben Kingsley fenomenal como casi siempre.

Quizás adolezca de empatía para con el público, era deseable una mayor sintonización con los personajes en una épica de semejante magnitud. Acaso fallen algunas cosas, pero las existentes carencias se suplen con corazón, con raza y con una agradable sensación de descubrimiento que inunda toda la película.

Estamos ante un sincero homenaje al cine y a los libros, ante un sueño. Ven y sueña conmigo.