En la búsqueda de la magia no siempre el camino es fácil, nunca sabemos si la ruta seguida es la más adecuada. Rodrigo Cortés en su tercer largometraje, después de la exitosa ‘Buried’ y de su ópera prima ‘Concursante’, afronta con osadia y descaro el reto de rodar un gran truco de prestidigitación, una acrobacia sin red en la que se juega todo a una carta, pero la obsesión por deslumbrar al espectador con el gran truco final empaña un proyecto muy atractivo en el que lo paranormal convive con lo mundano no siempre en armonía.
En ‘Luces rojas’, dos investigadores de fraudes paranormales, la veterana doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y su joven ayudante Tom Buckley (Cilliam Murphy), estudian los más diversos fenómenos metapsíquicos con la intención de demostrar su origen fraudulento. Simon Silver (Robert De Niro), legendario psíquico, tal vez el más célebre de todos los tiempos, reaparece después de treinta años de enigmática ausencia para convertirse en el mayor desafío mundial para la ciencia ortodoxa y los escépticos profesionales. Tom comienza a desarrollar una densa obsesión por Silver, cuyo magnetismo se refuerza de forma peligrosa con cada nueva manifestación de oscuros fenómenos inexplicables.
‘Luces Rojas’ es un largometraje con truco, una película de autor en la que Rodrigo que es el responsable de la dirección, guión y producción, además de supervisar la banda sonora, desarrolla un ejercicio con altibajos, algo pretencioso; donde finalmente vemos menos de lo que quisieramos ver y creemos más de lo que deberíamos.
Consecuencia directa es el resultado, genial en algunos pasajes muy acertados y con nervio, donde el reparto demuestra sus capacidades intrínsecas (genial Leonardo Sbaraglia, gran papel el suyo), y menos bueno a la hora de afrontar el punch final, cuando el director español nos asombra con los movimientos de su mano derecha mientras la izquierda, convencida de su encomendada labor, tiembla en el último segundo.
Rodrigo Cortés, uno de los directores más importantes de nuestro cine, quizás el más internacional, nos deja notar su amor por el cine, sus referencias a clásicos del género son constantes. Esta pasión se impregna en cada fotograma, en la acertada banda sonora, en el apasionado guión.
Debido a esto la película es entretenida, con una atmósfera adecuada, con los ingredientes necesarios para ser una producción muy por encima de la media del género.
Aunque, eso si, en los momentos más angustiosos deja indiferente, no satisface plenamente. Convirtiéndose en una digna heredera del cine fantástico de los años 50 que no deja del todo contentos, pero que entretiene de principio a fin.
Nota: 6,4.
Pues, compañero mío, a mí me atrapó de principio a fin.
Un abrazo.
La verdad que no sé si me convence mucho la película la verdad, desde luego Buried dejó el listón muy alto, y el Concursante no me gustó nada, así que ando así así para ir a verla, ya os contaré.