Se estrena hoy en los cines españoles la última película de Alberto Rodríguez (director de “7 vírgenes”).
La historia transcurre en Sevilla, en los años previos a la celebración de la Expo de Sevilla de 1992. Ángel (Mario Casas), es un joven casado y que recientemente ha sido padre, siendo inteligente y bondadoso, y que aspira a ser inspector de policía. Rafael (Antonio de la Torre), en cambio, es un policía agresivo, contundente y que usa la violencia física como fin que justifica los medios, es decir, sacar las drogas de las calles sevillanas. Junto a ellos, Miguel (José Manuel Poga) y Mateo (Joaquín Núñez) forman el Grupo 7, un cuarteto de policías sin escrúpulos, dispuestos a todo con tal de encerrar a los delincuentes.
La película es un duro y descarnado thriller policíaco sobre cómo un grupo de policías deciden pasar la línea de la legalidad con tal de conseguir acabar con la venta de drogas en las calles, de cara a dar buena imagen al mundo en la futura Expo; donde sus superiores y los jueces deciden mirar hacia otro lado respecto a sus expeditivos métodos.
El director consigue ofrecernos una mirada descarnada y realista de los personajes, mostrándonos sus debilidades, sus miedos y sus deseos; pero también su forma de actuar, la cual evoluciona, ocurriendo una transformación paulatina de los personajes interpretados por Mario Casas (“El barco”) y Antonio de la Torre (“Balada triste de trompeta”), cambiando su forma de hacer las cosas según se desarrollan los acontecimientos.
Respecto a las actuaciones, Mario Casas es como Steven Segal, que actúa mal por mucho que se esfuerce, el chico lo intenta, pero sólo consigue ser la “cara bonita” del cartel. Mejor mención deben tener un cada vez más enorme (y más reconocido) Antonio de la Torre, el cual sabe marcar muy bien su personaje, con sobriedad y sin sobrecargarlo; y, sobretodo, un Julián Villagrán que, después de su sosería en “Extraterrestre”, demuestra un gran talento haciendo de politoxicómano.
Es una agradable sorpresa la interpretación dejada por Joaquín Núñez (Mateo), llevando la poca carga cómica y dejando su solicitud para futuros papeles secundarios del cine español.
En resumen, es una película muy entretenida, violenta y cruel, no apta para personas sensibles; pero adecuada para aquellos que quieran contemplar la mezcla perfecta entre “Los hombres de Harrelson” y “Malviviendo”. Para ser un thriller policíaco de acción español, no está nada mal, superando holgadamente la media.
Lo peor: Que haya gente que la rechace por salir Mario Casas; y que ya se están aglomerando en exceso las películas con policías con ideas ambiguas sobre cómo aplicar la Ley.
Lo mejor: No se amilana a la hora de mostrar escenas violentas y desagradables, demostrando que ha hecho la película que ha querido. También, un Julián Villagrán soberbio; y, sobre todo, la escena de la humillación a los policías.
Nota: 7 sobre 10.
El director ya contó con Julián Villagrán en 7 vírgenes y a mi me encantó la interpretación que hizo en Bajo las estrellas. Recientemente le he visto en De tu ventana a la mía, un gran actor.