Ayer nuestro colaborador Eduardo Quintana tuvo el placer de acudir al pase para la prensa de ‘Evelyn’, un evento por el que el equipo entero, después de la proyección de la película, pasó por el photocall, realizando a continuación la pertinente rueda de prensa. En ella, descubrimos la osadía que fue poder llevar al cine un tema tan poco tratado en el cine, y aún menos visto desde el punto de vista de una chica traída a España mediante engaños, obligándola a ejercer la prostitución para poder pagarse su libertad.
También pudimos conocer cómo se prepararon los protagonistas a sus personajes, donde Adolfo Fernández tuvo que engordar 7 kilos, basándose en un proxeneta parecido en actitud a Matamoros. Las actrices que interpretan a mujeres que ejercen la prostitución procuraron documentarse con chicas que pasaron por ello y consiguieron salir.
La elaboración del guión también fue complicada, debiendo realizar una investigación profunda del mundo hermético de la prostitución. De esta forma, recibieron consejos del gente del sector, ayudándoles a corregir los aspectos del guión erróneos o desviados, donde consiguieron hacerlo más creíble.
Gracias a estos consejos pudieron conseguir una historia más realista y cruda, donde se refleja el día a día de estas chicas, como el hecho de cobrarles por la habitación, comidas, ropa, productos de higiene, joyas, drogas, etc.
A palabras de la directora, no es una película para entretener, sino para inculcar a la gente algo que está pasando, aunque no queramos verlo. Reconoce sentirse influenciada en los universos claustrofóbicos de Polanski y Lynch para recrear el mundo en el que vive Evelyn, la protagonista; donde asegura ver el cine como un medio de transmisión de valores culturales.
Tras la rueda de prensa, hablamos en exclusiva con la directora y una de sus protagonistas, Isabel de Ocampo y Guadalupe Lancho, respectivamente.
La novel directora nos contó cómo establecieron los límites a unos personajes bien definidos y realistas, consiguiendo no sobrepasar esa línea entre lo creíble y la ficción hiperdesarrollada con fines lacrimógenos. Nos confiesa que era fundamental hacer creíble la historia y no caricaturizar los personajes, debiendo estar orgullosos con el resultado final.
Ese límite entre lo realista y lo exagerado se ve claramente en el personaje de Elisabeth, mujer nigeriana traída a España mediante el vudú; confirmando la base de la película, que no es otra que contar una película creíble que denunciara la situación, a través de un thriller lleno de suspense.
La directora y guionista añade que a palabras de Billy Wilder: “hay que dejar que el espectador sume dos y dos, no dárselo todo explícito, sino que saque sus propias conclusiones.”
Por otra parte, Guadalupe Lancho, que interpreta a Amanda en la cinta, es la sumisa mujer del proxeneta, interpretado por Adolfo Fernández. Esta sumisión y veneración a su marido se deriva en una mayor agresividad y disciplina hacia las chicas que obligan a prostituirse.
Guadalupe nos confiesa que quiere defender a su personaje, humanizándole y no queriendo juzgarla. La describe como una mujer frustrada llena de impotencia, que se adaptó a ese mundo por su marido. Ella es consciente que ya no existe una salida para ella, pero intenta conseguir una salida digna para otras; estando frustrada por dentro a pesar de la actitud que tiene para el mundo exterior.
En exclusiva, nos confiesa que basó su personaje en las entrenadoras deportivas de niñas, las cuales ejercen un control riguroso sobre la vida de sus pupilas.
Por último, añade sobre su personaje que ha asumido que su marido le es infiel, que se acuesta con las chicas del local, teniendo como favorita a la prima de Evelyn. Ese rol de favorita lo tuvo ella en su día, asumiéndolo y canalizando su ira y frustración con las otras mujeres.
Habrá que ir a verla!!!!
Película imprescindible