Se ha estrenado en los cines españoles el último largometraje del director salmantino Gabriel Velázquez, siendo trabajos anteriores suyos las películas ‘Sud Express’ y ‘Amateur’, de 2005 y 2008 respectivamente.
En esa ocasión, el director nos cuenta tres silenciosas historias de adolescencia que se cruzan en un río en invierno a su paso por una pequeña ciudad. La parte más significativa de un iceberg es la que no se ve, siendo donde aparecen los adultos. Es el mundo de la adolescencia, del que sólo asoma una punta, una pequeña parte del enorme universo que se oculta tras ellos. Los chavales protagonistas afrontan por primera vez en solitario un gran problema: su iceberg.
Nada más contemplar el primer fotograma, nos encontramos ante una cinta muy arriesgada y original, donde su director (según palabras textuales) se deja llevar por sus sentimientos y no por la cabeza. Se plasma cómo desea hacer un homenaje a Salamanca y en especial a su río Tormes. De esta forma, a través de los jóvenes personajes, podemos recorrer un paso pequeño por la infancia y adolescencia del director.
El resultado es una maravilla de película, cuidada fotograma a fotograma, cuyo montaje duró más de un año y eso se nota en todo momento. Tiene mucho mérito el conseguir hipnotizar al espectador con una película sin apenas diálogos, impidiendo perder la atención de una pantalla que te atrapa con cada imagen, con cada gesto de unos novatos actores que se lucen en cada plano. Te acompañan a recorrer largas secuencias pudiendo apreciar cómo evolucionan, donde te transmiten más con sus caras que cualquier orador con su palabra.
Gracias a Gabriel Velázquez por regalarnos un pedacito de su alma y corazón, recogidos en esta película. Un pedacito que es la punta del iceberg, como la película, donde te hace creer que no te dice nada, cuando en realidad te lo está diciendo todo. De nuevo se demuestra que funciona mucho mejor el sugerir que el mostrar abiertamente.
En resumen, el director hace cómplice al público, no dejando nada cerrado, puesto que cada espectador tiene que dejarse llevar y tomar sus propias conjeturas. Nadie puede negar que es una gran película, aunque no vaya a ser querida por todos debido a lo arriesgado de su propuesta.
Lo peor: Que pasará desapercibida entre otros films, siendo incomprendida por muchos de los que la vean. Pero otros muchos la adorarán.
Lo mejor: Todo, debido a que es imposible quedarse con algo en concreto. Pero si hay algo que reseñar, sería el título, puesto que te lo dice todo.
Nota: 9 sobre 10.
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Quería dar las gracias a «El séptimo vicio», por invitarnos al pase especial de la película junto a su director.
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