Ha llegado este fin de semana a nuestras pantallas otra comedia romántica, ‘Los nombres del amor’, y ya era hora porque en su país natal, Francia, ya se ha estrenado incluso en televisión, llevamos un poco de retraso, pero con ciertas películas es normal en nuestro país. La dirección corre a cargo de Michel Leclerc, y en el 2010 fue galardonada con 2 Premios César: Mejor Guión y Mejor Actriz, y participó en la sección oficial del Festival de Cannes.
Los responsables de que tengamos esta cinta en España son KarmaFilms, una distribuidora que se caracteriza por comercializar cine poco comercial y arriesgando bastante con sus lanzamientos en nuestras salas.
Arthur Martin (Jacques Gamblin, ‘El primer día del resto de tu vida’) un judío de mediana edad de corte clásico, se encuentra en la radio dando una charla sobre una investigación sobre la gripe aviar, y de repente tras unas declaraciones suyas Baya Benmahmoud (Sara Forestier, ‘El perfume, historia de un asesino’) una joven extrovertida y liberal, interrumpe su discurso pidiéndole que no confunda a la gente. Por esta actuación ella es despedida del trabajo que acababa de conseguir, y a raíz de eso y una serie de coincidencias entre ambos, una de ellas en una votación electoral política, nace una historia romántica con tintes añadidos de política, religión, familia, cargas emocionales del pasado y como no pasión.
Comedia ingeniosa, fresca y excéntrica con fuerza y un gran entusiasmo, con personajes dispares y particulares pero muy pegadizos y que empatizan con el público. Con unas conversaciones un tanto cómicas, un tanto arrogantes y mordaces al mismo tiempo pero nunca rayando lo ordinario y ni siquiera lo ofensivo con lo que nos encontramos con un guión muy bien elaborado y tramado, con un texto impecable para poder entender la trama que se va abriendo con escenas que poco a poco se mueven como un abanico a lo largo de los minutos de metraje, y dejándonos un aire fresco junto con las sonrisas y risas sacadas. Todo muy bien hilado sin dejar nada al azar, pero si a nuestra propia imaginación incluso claro está a la propia evaluación de la crítica vertida, cada cual que juzgue como quiera los dardos que se lanzan en toda la proyección.
El guión se atreve a hurgar bastante en la sociedad francesa con mucha ironía y no tan a la ligera, tocando temas tan de atrás pero a la vez actuales como: la inmigración, el fascismo, el racismo, la religión, el clasismo humano, la guerra de Argelia, el horroroso Holocausto nazi, toda la herencia genética de árabes y judíos, la política con su izquierda y su derecha, todo ello se teje como una tela enredada que no acaba de cicatrizar ni este ni en ningún país, y que posiblemente nunca lo haga, y por lo tanto no se desenreda.
Casi desde el primer momento me evocó a otra comedia francesa Las malas hierbas y no es de extrañar ya que el primer trabajo de Michel Leclerc fue hacer un documental sobre Alain Resnais y es un gran admirador suyo, con lo cual está claro que tiene claras influencias de él. En ambas comedias tienen un denominador común tener como protagonistas a parejas dispares y alocadas, pero que juntos encuentran el equilibrio, aunque en Las malas hierbas la pareja que no acaba como tal, y se cruzan los papeles alocados, del femenino en ésta al masculino en la de referencia.
La traducción del título de la película es un tanto incomprensible, se puede entender que efectivamente el título aquí expuesto refleja la temática que se ve a primera vista, pero posiblemente la traducción literal EL NOMBRE DE LAS PERSONAS, tratando tanto el tema de inmigración y de poner nombres de personas por referencias a cosas que atraigan podría haber sido incluso más acertado, comprendiendo que en ese titular no queda implícito nada del amor, que lleva gran carga argumental junto con el origen de las personas y las influencias que pueden tener por su procedencia. De hecho el director está un tanto indignado por el cambio del título, porque piensa que el original estaba mejor y mostraba mucho más lo que él quería recalcar en mayor escala en la cinta: la política y su influencia en las personas y en la vida cotidiana.
El guión es un claro homenaje de los dos guionistas, el propio director y Baya Kasmi su pareja en la realidad, a su historia de amor, a como se conocieron, y como el mismo director reconoce: “es la única manera de hablar de uno mismo sin mirarse el ombligo”. De hecho la canción de los créditos finales es cantada por ambos, con lo cual más autobiográfica imposible, de hecho el personaje femenino lleva el mismo nombre que la propia guionista. Y desde luego si algo queda evidente en este film es que los polos opuestos se atraen.