Mal día para el cine español, nos deja uno de nuestros actores míticos, uno de los grandes de nuestro cine, un inolvidable para la pequeña pantalla. El actor Sancho Gracia, famoso por dar vida en la televisión al bandido ‘Curro Jimenez’ ha muerto a los 75 años a consecuencia de las complicaciones del cáncer que padecía y que le fue detectado de forma tardía.
Sancho Gracia protagonizó la serie de TV ‘Camioneros’, muy recordada entre la gente de la época, y sobretodo su más recordado paso por la pequeña pantalla, ‘Curro Jimenez’ que emitió TVE entre los años 1976 y 1978 y que estaba basada en la idea del uruguayo Antonio Larreta. El actor se convirtió en un icono de los años setenta y en uno de los personajes más célebres de la televisión.
Su paso por el cine comienza en 1964, cuando debuta con ‘La otra mujer’, de François Villiers. a partir de ese momento, rueda más de 80 películas con, entre otros, José Luis Sáenz de Heredia, Juan Antonio Bardem, Jaime de Armiñán, José Luis Cuerda y Álex de la Iglesia.
Participó en las películas ‘Montoyas y Tarantos’ (1989) dirigida por Vicente Escrivá o ‘El crimen del padre Amaro’ (2002) de Carlos Carrera, que fueron seleccionadas para los Oscars en representación de España y México respectivamente.
Fue candidato al Goya a la mejor interpretación masculina en 2002 por su trabajo en ‘800 Balas’ dirigida por Álex de la Iglesia. La Asociación de Críticos de Nueva York le premió por su participación en la película ‘El crimen del padre Amaro’ en febrero de 2003 y fue galardonado con el premio Calabuch de Honor a toda una carrera en el Festival Internacional de Peñíscola, de Cine de Comedia ese mismo año.
Fué secundario de lujo en ‘La caja 507’, de Enrique Urbizu. Con Alex de la Iglesia además de en ‘800 balas’ trabajó en ‘Balada triste de trompeta’.
Exploró de forma magistral el teatro, donde se subió por primera vez en Uruguay bajo la dirección de Margarita Xirgu. Sobre las tablas tuvo el honor de recitar versos de Shakespeare y de Lorca, pero también de Lope de Vega y Benavente, sin duda nuestros autores más célebres.