Nora y José son un matrimonio judío con un hijo, que acaba por romperse debido a los desequilibrios de Nora, que le han llevado a varios intentos de suicidio a lo largo de su vida. Aun así, José acaba viviendo en una casa contigua a la de Nora, sin perder del todo el contacto. Al cabo de los años, Nora urde un plan surrealista, para que su ex marido tenga que hacerse cargo del funeral tras su suicidio.
Poco creíble, pero de ahí surge el enredo; la irreverencia con la que se trata a los ritos funerarios y las tradiciones, la crítica al radicalismo judaico, al negociazo que existe en torno al entierro, y la diversidad social que existe sobre el hecho del suicidio son algunas de las pinceladas que podemos encontrar. Una película donde el absurdo da mucho que pensar.
El protagonista, Fernando Luján (José), estupendo actor veterano, va sufriendo una transformación interior con el paso de los días junto al cuerpo sin vida de su ex mujer y pese a su postura impasible y su malhumorado carácter adquirido con los años, su interpretación nos transmite toda la ternura de un amante incondicional cuando evoca tiempos pasados.
Catalogada de comedia, esta película tiene todas las directrices del autentico humor negro; las idas y venidas entre el drama y la comedia, la aparición de los personajes en el piso de la difunta como en un autentico montaje teatral, el sarcasmo del guión, la frescura de los diálogos junto con lo absurdo de las circunstancias.
Mejor película en los festivales de Mar de Plata, en el de la Habana y en el de cine Latinoamericano de Biarritz, además de otros premios a la directora, hacen este film más que recomendable; mi enhorabuena a Mariana Chenillo por un gran trabajo de dirección.
Merece la pena ,gracias…
Estupenda crítica me han entrado ganas de verla…