jueves , enero 16 2025

Mátalos Suavemente. Del cine negro a la comedia amarga.

Con tres películas en su haber, Andrew Dominik se ha convertido por méritos propios en uno de los directores jóvenes más sugerentes del panorama actual, principalmente gracias a su apuesta por la revitalización de los géneros a través de la dinamitación de los mismos. La mirada trágica a la mítica del western en ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’ supone un paso adelante en la tendencia del western crepuscular, porque ya no sólo busca la puesta en crisis del mito, sino que se empeña en subyugar cualquier rastro de glorificación del mismo hasta convertir la leyenda en un espectáculo patético.

Mátalos suavemente.

De forma parecida, aunque en términos de corte moralista, en ‘Chopper’ juega con la ambigüidad moral con tal rotundidad que incluso llega a dignificar la brutalidad descarnada de un asesino en serie.  En definitiva, el interés fundamental del realizador neozelandés es desmenuzar los estereotipos y descubrir en ellos una gran riqueza de matices, con el fin de reivindicar personajes decadentes con idiosincrasias contaminadas para convertirlos en antihéroes que despiertan lástima y desprecio al mismo tiempo.

‘Mátalos Suavemente’ (‘Killing them softly’) está cortada con el mismo patrón subversivo que sus dos predecesoras. Andrew Dominik realiza una aproximación moderna al cine negro clásico, puesto que la película es tan deudora del canonicismo de John Huston, Otto Preminger o Raoul Walsh como del manierismo posmoderno impulsado por directores como Quentin Tarantino o Guy Ritchie. A diferencia de sus referentes, Dominik va más allá de la anécdota convertida en argumento e intenta elevar la película a esferas más altas, dando como resultado una extraña mescolanza entre film político y social disfrazado de thriller al uso.

En sus momentos más lúcidos, la intransigencia y la ironía con las que discursos de Bush, McCain y Obama (el film se contextualiza en una fecha previa a las elecciones de 2008) alcanza cotas sublimes porque refleja con acidez una verdad especialmente actual, como es el hecho de que políticos y ciudadanos hablan el mismo idioma, pero ven el mundo -y sobre todo lo viven- de una forma muy distinta. Esta evidente falta de sutileza en el apartado discursivo, lo cual es una opción más que aceptable en caso de querer darle un tono incendiario a la película, sin embargo, no está escudada por el ritmo narrativo y el estilo visual de la misma.

Y este es el problema. La incongruente combinación de un (sub)texto escrito con brocha gorda con un ritmo excesivamente pausado que con la entrada de Mickey (James Gandolfini) cae definitivamente en una divagación sin retorno, y el desgarro estilístico entre una dirección generalmente austera que en las escenas de acción se vuelve desenfrenada, con un uso abusivo de primerísimos primeros planos y de la cámara lenta, que resta mucha rotundidad a la violencia, tan importante en la película porque en el fondo es el canal por el que mejor se transmite el mensaje desencantado de la misma.

Por esto ‘Mátalos Suavemente’ funciona mejor como una comedia amarga de trasfondo decadente que como una película de género, porque en el primer caso hablamos de un film de una sofisticación notable, pero en el segundo el resultado es una película vencida por sus ambiciones.

Acerca de Gerard Fossas

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Un comentario

  1. Genial Gerad escribe más!!!!

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