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The host (La huésped). Amor espacial

Uno podría afirmar sin dudarlo que «The Host (La Huésped)» vuelve a demostrar una vez más la simpleza, reciclaje barato y falta de talento real de las historias de Stephenie Meyer. Que qué se puede esperar de una mujer que vuelve a repetir, casi punto por punto, esa especie de estructura argumental que tan bien le ha ido cuando la ha rellenado con vampiros y hombres lobo, y que en este caso decidió cambiar para dejar que entraran otros seres sobrenaturales, los extraterrestres. La base argumental, la novela en la que se basa este último intento por exprimir el romance sobrenatural (mal entendido, no como en la más interesante «Memorias de un zombie adolescente»), es, no hace falta repetirlo, simple y poco original.

Por suerte, el hombre a los mandos de al adaptación tiene algo más de talento, y esto es lo que salva, esencialmente, a esta película de acabar siendo un subproducto más. Andrew Niccol consigue dotar de seriedad y dignidad (que escasean, sobre todo esta última, en las novelas de Meyer) a este atípico romance adolescente.

Imagen de The Host (La Huésped)

En «The Host (La Huésped)» el planeta Tierra es invadido por unos seres etéreos que se introducen en nuestros cuerpos y nos roban la personalidad (una vez reciclado el mito de Drácula en drama teen, ahora le toca a «La invasión de los ultracuerpos»); pero una adolescente con más fuerza de voluntad consigue controlar a su “huésped” (que participa en el asunto en forma de absurda voz en off), la cual de paso se enamora del novio de la protagonista (?). La tragedia está servida, porque la huésped queda dividida entre la obligación de informar a los suyos acerca de dónde se esconden los humanos, o ser fiel a sus nuevos compañeros. Emociones y aventuras con cierto toque a deja-vu, entre medias (exceptuando algunos giros de guión, la mayoría del metraje son diálogos minimalistas en cuevas que en ocasiones rozan el aburrimiento sin sentido).

Hasta aquí, hemos dicho todo lo malo. ¿Lo bueno? Para empezar, los actores están por encima de lo que uno esperaría (exceptuando a la protagonista, la genial Saoirse Ronan, que hace exactamente lo esperado y más), desde un sorprendente William Hurt hasta una Diane Kruger helada que hace lo que puede con su malvada secundaria de novela adolescente (lo cual ya es bastante).

the-host-la-huesped-1

En «The Host (La Huésped)» hay que reconocer también la falta de enormes pretensiones filosóficas del filme (recordemos como los “crepúsculos”, al creerse con la dignidad suficiente como para ser versiones modernas de Shakespeare, incurrían en extrañas paradojas: un Taylor Lautner con el pecho al descubierto no permite ser ambiguo o poético); el director sabe a qué clase de público está dirigido, el público sabe exactamente lo que quiere, y en esta simpática simbiosis el filme consigue ponerse por encima de lo que uno esperaría al entrar en la sala.

Extendiendo su ya clásico discurso (relacionado con una cierta estética futurista pero devastada, en la que los sentimientos humanos deben abrirse paso a trompicones), Niccol consigue levantar La Huésped y convertirla, si no en un producto innovador o interesante en sí mismo, al menos en una película fácil de digerir que supera con creces a otras adaptaciones de la Meyer, las cuales hemos tenido el placer de sufrir.

Una Crítica de cine de Ricardo Jornet.

 

 

 

 

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