Es ahí donde «Iron Man 3» encuentra su lugar en la cartelera de cine, el aposento ideal donde las grandes películas del género campan a sus anchas; es en las altas dosis de diversión, de entretenimiento palomitero, donde esta tercera entrega de la saga protagonizada por el imparable Robert Downey Jr., se hace inmensa. El equilibrio entre la sobresaliente acción y el humor, unido a los giros de guión, convierten a este metálico héroe en un personaje original en un mundo donde la copia se ha convertido en un modo de vida.
«Iron Man 3» rezuma originalidad, autenticidad y coherencia argumental, respetando los orígenes del héroe y ahondando en la alta carga emocional del mismo, mostrando a un Tony Stark más humano que nunca. Shane Black acierta de pleno en la manera de enfocar esta secuela, en conseguir que este espectáculo a ratos cirquense, a ratos dramático funcione y al mismo tiempo satisfaga a los fans más exigentes del personaje de Marvel. No es la excelente «Iron Man», pero supera con creces a su antecesora.
Su inteligente y, diría, notable guión, está plagado de ideas brillantes, que con más o menos acierto, sirven de vehículo para el lucimiento del héroe, tanto en su versión más metálica como en su lado humano. Sirve para encontrarnos a un Tony Stark enamorado, algo paranoico, con la necesidad de sentirse persona, de aparcar al héroe aunque sea para regresar con más fuerza.
Este descarado y brillante empresario se enfrenta a un enemigo con un extraño poder que no conoce límites, el enigmático Mandarín (Ben Kingsley), que esconde alguna que otra sorpresa. Un enemigo capaz de destruir todo su universo personal. Entonces Tony Stark se embarca en una angustiosa búsqueda para encontrar a los responsables. Un viaje de redención donde pondrá a prueba su entereza una y otra vez. Acorralado, tendrá que aprender a sobrevivir por sus propios medios, confiando en su ingenio y su olvidado instinto para proteger a las personas que quiere y a su propia vida.
Y el héroe no está solo, secundado por una Pepper (Gwyneth Paltrow),que cobra vital importancia y que de manera imprevista es capaz de robar protagonismo al mismísmo «Iron Man».
Quizás donde pierde «Iron Man 3» es en las comparaciones, queda lejos de la todopoderosa «Los Vengadores», incluso algo decepcionante si la situamos al mismo nivel de la mucho más oscura «El Caballero Oscuro: La leyenda renace». Aún así, la sorprendente actuación (Una vez más) del imprescindible Robert Downey Jr., con su particular manera de recitar estos diálogos sensacionales y para nada repetitivos, deja posos del mejor cine de acción.
Su alucinante tramo final arranca de cuajo las dudas generadas, y convierte al conjunto en una película notable, una demostración de que la energía de «Iron Man» es ilimitada.
Marvel demuestra de nuevo su acierto pleno en el tratamiento del héroe, cargado de sentimientos y muy alejado de la autocomplacencia; mientras, una vez más, vapulea a todo enemigo que se cruza a su paso.
Una Crítica de cine de Rafael Calderón Luna. Nota: 7.
La Crítica de Eduardo Quintana.
Trailer de «Iron Man 3»:
Iron Man 3
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