«De Óxido y Hueso» es de esas películas que cuando ves un trailer en televisión te da un vuelco el corazón y dices… voy apuntarla en mis notas por si no puedo ir al cine, comprármela cuando salga en dvd. El domingo por la tarde de un día tormentoso frente a una ventana en la que la luz tenue inunda la estancia es propicia para esta clase de películas.
«De óxido y hueso» es un drama suburbial de dos personajes con las vidas marcadas que se enfrentan a las adversidades de manera muy distinta, se podría decir que es una historia de amor sin florituras, Jacques Audiard ha vuelto después de «Un profeta» a reflejar ese ambiente decadente de los bajos fondos, con una película a caballo entre la violencia y la ternura.
«De óxido y hueso» es la historia de Alí protagonizada por Matthias Schoenaerts que se busca la vida de vigilante y en peleas clandestinas para sacar adelante a su hijo Sam de cinco años. En una discoteca cuando trabajaba de portero conoce a Stéphanie papel realizado por la multipremiada Marion Cotillard que tras un accidente con una orca en el parque acuático donde trabajaba, pierde las piernas. Entre ellos se crea un vínculo donde se pone de manifiesto que el que más recibe es al final el que más pierde y no lo sabe hasta que se produce esa pérdida.
Este film sin ser una obra maestra del cine cuenta con un buen guión y unos buenos actores que le hacen posicionarse en una película europea a tener en cuenta, bien es verdad que la primera parte de «De óxido y hueso» es más intensa por que nunca sabes que puede suceder y baja un poco en la segunda en la que se centra más en conmover al público y sobrecogerle sin demasiado éxito.
El amor, la violencia, el espíritu de superación y la supervivencia en un mundo competitivo son los ingredientes de «De óxido y hueso», que con algunas escenas en cámara superlenta acompañadas de una muy buena banda sonora Jacques Audiard sabe tocar las fibras sensibles del espectador.
Marion a pesar de no estar maquillada prácticamente en toda la película irradia su belleza melancólica, se crece en los papeles dramáticos llevando el peso de la película, dando todo en pantalla. Los efectos de la amputación de las piernas son impecables y muy creíbles dando una realeza a las imágenes que sobrecogen y hacen cuestionarse si en verdad las ha perdido, un gran trabajo de efectos especiales sin duda.
El papel de matón de barrio lleno de problemas que interpreta Matthias no me ha llegado tanto, también debido al doblaje en castellano que no trasmite y por que es un personaje que no quiere enfrentarse a los problemas de manera valiente, quizás ese detalle me haga cogerle cierta manía en determinados puntos de la cinta.
El cine europeo es capaz de sacar lo más intimo del ser humano sin censuras y diseccionar sin tapujos sus sentimientos, desnudando a los personajes frente a la cámara, el cine francés es experto en ello y en esta cinta no ha sido excepcional, muy recomendable.
Una Crítica de Antonio Arenas.
Nota: 6
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