En el pasado Festival de Cine de San Sebastián “Carne de perro” del director Fernando Guzzoni recibió el Premio Nuevos Directores, y este fin de semana llegó a nuestra cartelera de cine de la mano de Wanda Visión.
Alejandro es un hombre chileno de mediana edad, que se encuentra solo en la vida, recién separado que ha perdido todo contacto con su ex mujer y con su hija. Vive atormentado por la soledad y por los recuerdos que no le dejan descansar, y ese pasado que le atormenta no es otro que sus días en el bando de Pinochet, habiendo sido un torturador dentro de ese régimen político. Ahora intenta rehacer su vida y poner en orden los tormentos que no le dejan vivir.
El director ha utilizado excesivos primeros planos, unos diálogos secos y escasos que no muestran demasiado, quizás para que el espectador se haga sus propias conjeturas. Es cierto que aunque parezca que no cuenta mucho, es dura e intensa, un personaje el de Alejandro, de alguien metido en sí mismo, sacando su ira y sus inseguridades, golpeando la vida y a quienes tiene más cerca.
Puede parecer que ha tocado fondo que su semblante va a variar y todo va a tomar otro cariz pero no es así, su mirada impávida llena la pantalla en todo momento, de principio a fin sin dar casi margen a una posible puerta abierta a la felicidad, aunque al final parezca que sí, porque es un final abierto a la mente del espectador y de su propia opinión y decisión.
«Carne de Perro» expone a la perfección el hecho del compromiso con la vida, dando a entender que si algo quiere algo le cuesta, se ve perfectamente en una secuencia, donde están reunidos en una asamblea, y él solo piensa en sí mismo, pero no en el grupo. También es un momento en el que se deja entrever el porqué de la situación del personaje, ya que el comienzo del guión es un tanto ambiguo y no ubicamos muy bien las reacciones de ésta persona, siendo algo que se echa en falta para marcar unos cimientos de la historia.
Aquí en “Carne de perro” el director Fernando Guzzoni profundiza sobre aquello de: “todo se paga en esta vida”, el personaje único y principal de esta cinta está pagando con una inmenso desasosiego interior y exterior lo que hizo años atrás y que ni siquiera el mismo se perdona, aunque no se atreva a comentarlo ni en público ni en privado, sabiendo que lo que más quería su familia lo ha perdido y ahora solo tiene una aliada la soledad, que no es buena compañera.
También es verdad que en momentos que el conjunto de la narración y del mensaje se me hace flojo y al mismo por momentos complicado de entender, al menos me he quedado con la sensación de un vacío de contenido en el mensaje; aunque no dudo que esos silencios que inundan las secuencias reflejan un hermetismo sensorial y sentimental que sería digno de analizar, y que sin duda lo único que saco de relevancia, es la culpabilidad interior que siente el protagonista, sin saber muy bien cómo exteriorizarlo.
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