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Crítica de «Runner runner». No apuesten por ella

Llega este viernes 4 de octubre a las carteleras de cine españolas la última película de Brad Furman, «Runner runner».

El director que sorprendió en 2011 con la excelente “El inocente”, la cual catapultó a Matthew McConaughey en papeles serios, alejándole del papel agenciado para él en Hollywood de “cachitas” en películas románticas de dudosa gracia.

Pues bien, una vez demostrada su valía, en «Runner runner» tocaba “lavar la imagen” de dos niños mimados de la industria del cine, intentando ofrecerles un vehículo de lucimiento serio, siendo nada menos que Ben Affleck y Justin Timberlake. La fórmula no podía volver a salir, no sólo porque la historia y desarrollo no están a la altura de la anterior, sino también porque el bueno de Matthew es muchísimo mejor actor que el nuevo (y denostado) Batman y el cantante que quiere ser actor.

Crítica de "Runner runner".

La historia cuenta como un universitario de Princeton, Richie Furst (Timberlake), pierde todo su dinero (destinado para pagar su matrícula) jugando al póker online. Como está convencido de que le han timado, se va a Costa Rica a pedirle que le devuelvan su dinero, acudiendo al mismísimo dueño de la página web de apuestas online, Ivan Block (Affleck).

Una vez se lo demuestra, Block le reclutará para su negocio, descubriendo el mundo de lujo que ello conlleva. Pero todo empieza a torcerse cuando un agente del FBI (Anthony Mackie) empieza a investigarles.

El argumento de «Runner runner» parece interesante, pero no lo es, puesto que se sostiene a base de incoherencias y de aglutinar tópicos y reflejar escenas típicas del género. La primera incoherencia que desbarata todo el argumento no tarda en llegar, debido a que si pierde todo su dinero (literalmente), ¿cómo paga el avión y la estancia en Costa Rica?. Porque la propia historia demuestra que no lo saca ni de sus amigos (tan pobres como él) ni de su alcohólico, jugador empedernido y adeudado padre.

Pero más allá de este error (garrafal) de argumento, salvable si la historia lo merece (que no es el caso), no hay nada que atraiga de la propuesta. No lo hacen sus protagonistas, con este trío que no tiene química ni carisma; ni tampoco atrae su desarrollo, previsible y nada novedoso o interesante. Afirmar que lo más interesante de la cinta es oír a Affleck y Timberlake chapurreando español resultaría cruel si no fuese la más pura verdad.

RUNNER, RUNNER

Definitivamente, en «Runner runner» nos encontramos ante uno de los estrenos más flojos y evitables del año, con una historia que se hace larga aún a pesar de su corta duración, y un desenlace que se intuye al mostrarse la primera duda del protagonista respecto a la actitud e intenciones de su jefe, un Ben Affleck plano, tanto en su actuación como en los matices de sus gestos faciales (inexistentes).

La gracia del reparto era ver a dos de los actores que menos saben gesticular de la actualidad (sólo faltaba que acudiera también Keanu Reeves) jugando entre ellos a las cartas y ver su “cara de póker”, pero ni eso nos han querido regalar, ya que el tema del póker es bastante secundario, y cuando aparece es online, con lo cual pierde toda la gracia.

Lo mejor: Que sólo dura 90 minutos y Anthony Mackie, que le da un poco de “vidilla” a este soso thriller.

Lo peor: Que Ben “Bruce Wayne” Affleck sigue demostrando que debería limitarse a dirigir y dejarse de actuaciones planas.

Nota: 3

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