Ya hace unas semanas que tuve el placer de entrevistar en exclusiva para Cineralia al director y actor principal de uno de las mejores películas españolas de los últimos meses.
Esta es nuestra entrevista a Mariano Barroso y Eduard Fernández con motivo del estreno de “Todas las mujeres”, y como lo bueno se hace esperar, lo he dejado madurar para poder ofreceros lo mejor de esos minutos con dos grandes de la escena española.
Recuerdo que era un día de otoño caluroso y que por circunstancias de la vida y declaraciones de algún que otro señor ministro la temperatura ambiente nos subía más si cabe a todos los que nos gusta el cine, esas finas y tan delicadas declaraciones del Sr. Montoro: “ los problemas del cine no tienen que ver solo con las subvenciones sino también con la calidad de las películas y la comercialización”.
El director y actor inmersos en sus entrevistas habían oído algo al respecto pero no mucho, y nada más entrar lo primero que hicieron fue preguntarme como estaba el tema, yo les dije que Twitter estaba que echaba humo, y que bueno que era mejor no pensarlo, pero como bien dice Mariano Barroso hay cosas que no se deben dejar pasar y hay que actuar, cómo la verdad que no se yo muy bien como, pero creo que dándoles por ejemplo una lección a todos ellos con la asistencia a La fiesta del cine, es una gran contestación.
¿Cómo surge el proyecto?
Mariano Barroso: Al principio como una serie, pero pretendía ser una película. La entrada del Canal TNT como productores hace que el inicio sea una serie, y ahora lo que se hace es volver a su formato de largometraje. Surge de una idea de un personaje y de su relación con todas las mujeres de su vida, algo que me rondaba, la incomprensión y la incapacidad para comunicarse con esas mujeres sobre todo porque tiene una máxima y es no decir la verdad, al final la realidad le va persiguiendo y le va obligando a decirla, el se sabe escaquear porque es un escaqueador nato.
¿Mientras escribías ya pensabas en Eduard como el protagonista?
M.B.: Si yo pensaba en él, porque ya te lo imaginas andando, comportándose, como nos conocemos de haber trabajado varias veces ya sabías a donde puede llegar él. Y luego hay cosas que tienen sentido si les da vida determinado actor.
¿A ti, Eduard, como te llega el proyecto «Todas las mujeres» y cuanto tardas en decir que sí?
Eduard Fernández: Me llama Mariano y tardo muy poco en decir que sí. Es la tercera vez que trabajamos juntos, luego las relaciones van evolucionando a medida que vas cumpliendo años y se van creando complicidades, con Mariano tenemos mucha complicidad ya trabajando a él le gusta mucho los actores y sabe mucho además . Hay cosas muy simples y de sentido común pero que a veces no se dan, cuando uno está en vena y enciende los motores hay directores que dicen: perdón así no, o tira un poco más para allá y tú estás a punto de decir “no me pares ahora por favor, no ves que estoy disparado en vena tirando como me paras”, a éste no se le ocurriría jamás, este te sigue se lo pasa bomba, como mucho te tocaría para cambiaras, y ves que sigue el mismo ritmo.
M.B.: Nos divertimos mucho, no de que nos riamos, también, pero disfrutamos que es lo que se trata en este oficio, porque si ya desde el ministro de Economía y Hacienda es un hooligan y te dice que todo lo que haces no tiene calidad, por lo menos tienes que disfrutar.
E.F.: Nosotros por lo menos hacemos nuestro trabajo, el no sé
¿Volver a trabajar juntos entonces ha sido un placer?
E.F.: Sí, la verdad que ha sido un placer, dentro de los placeres pasas de todo, el placer es trabajar que también tiene su parte de sufrimiento, pero es un gran placer en mayúsculas.
Cómo era una serie había mucho metraje, ¿te ha costado mucho pasarlo a una película, quitar muchas escenas?
M.B.: Con los cortos ya no solo aprendí a no sufrir con las cosas que vas cortando si no disfrutar por lo que ganas, al condensar los capítulos en una sola serie, aparece una película nueva que va por debajo todo el rato, que gana en emoción y textura, hay una capa que no estaba en la serie, yo intuía y desde el principio sabía que había otra cosa pero que no había llegado porque la Tv, que como todo bien utilizado me parece una maravilla y mal utilizado me parece un horror como el cine, el periodismo, el gobierno, pero las series si no son auto conclusivos te va interrumpiendo todo el tiempo.
E.F.: Aquí en cambio acumula, y al final vas viendo más el personaje, es algo de lo que no tenía conciencia. El personaje al final tiene una velocidad mental y verbal tremenda que va hacia un muro a estamparse, que dices: “dónde va este hombre por favor” produce cierta gracia que se estampar, lo ve todo el mundo menos él.
¿Con lo cual que os ha gustado más la serie o la película?
E.F.: La película
M.B.: Yo me identifico mucho con la película, la serie también, porque soy un fanático de las series. Lo que pasa que el cine tiene otro ritual, otra ceremonia como la pantalla grande y verlo con todo el mundo todos juntos, es como una celebración que creo que algo que hace muy vigente al cine.
¿Qué querías transmitir con el guión?
M.B.: Bueno hay una frase que la tenemos en el poster, que es “Porqué os empeñáis todas en qué diga la verdad” como que para él es algo inconcebible, que pesadas estáis con lo de la verdad, que es algo que está sobrevalorado. Hay varios niveles, uno es que el deporte nacional según el cual todos tienen la culpa de lo que a mí me pasa, son todos unos hijos de puta menos yo, eso es algo que está retratado en este personaje.
E.F.: Es algo que se dice mucho en este país: La gente… es todo el mundo que no está aquí, por lo tanto cuando me despido de este amigo mío paso a ser la gente.
M.B.: Por otra parte, el retrato de este hombre fascinante pero decadente, fascinante en su decadencia casi, como un palacio abandonado.
E.F.: Fascinante, porque es límite.
M.B.: Y porque se resiste a morir, el se ve muerto el va andando ya como un autómata, Nacho, pero lo último que va a perder es la dignidad, perdería antes la vida. Es un tipo que sobre todo tiene dignidad pero que moralmente es un impresentable es un tipo rastrero, pero luego tiene mucho encanto, es como muy cercano un personaje muy español, pícaro y es el pijo aparte de Marsé, en la tradición de la literatura clásica española, se busca la vida y nunca renuncia, ni admite su debilidad.
Últimamente todos los directores os estáis esforzando en tener unos guiones completos, dónde hay mucha crítica bastante feroz al mundo en particular, al sistema, a la vida, aquñi en concreto al mundo masculino, porque todas las mujeres que aparecen le pegan un pequeño repaso al protagonista, pero ¿también hay una pequeña crítica a la mujer, porque cada una también tiene su parte de culpa de lo que ha pasado anteriormente?
M.B.: Parece que uno aquí por ser mujer ya tiene un suplemento de dignidad que diría Angélica Liddell (me quedé con esa frase de su espectáculo que me fascinó) o por ayudar a alguien ya tienes ese suplemento, yo creo que la dignidad hay que ganársela cada día, en ese tema están un poco empatados. Creo que todos somos mezquinos y la cuestión es luchar sobre ello de la manera más digna posible. Pero el personaje de Nacho es muy mezquino y tiene todo lo peor. Pero el reto también como un juego, yo a veces pienso en el cine y en el teatro no tanto como una cuestión artística que a veces se nos llena la boca de cultura y de arte, esas palabras tan ambiguas, pienso más en una cosa de magia, somos unos tipos que tenemos que entretener y hacer arte y magia, el juego de un personaje de una caja que nada por aquí nada por allá, y por aquí es un hijo de puta, por aquí te atrapo, porque te fascina, todos conocemos a alguien así y muchas mujeres se han enamorado de tipos así
E.F.: Embauca y las otras se dejan, ¿será por algo no?
¿Cómo ha sido ser el protagonista masculino como eje central de la película?
E.F.: Muy divertido y además iba recibiendo mujeres a medida que iban apareciendo los personajes y establecía con ellas la relación que iba a tener con cada una. Con Michelle era un relación más ligera, mas graciosa, mas de bromas. Con Lucía Quintana que hacía de mi mujer, era más fría más correcta. Con Petra era muy divertida de tirárnoslas relación madre e hijo, mucha ironía, había momentos que no podíamos rodar porque no podíamos de la risa, no había manera de decir las frases, cuando llega la madre entiendes muy bien porque el hijo es como es, porque esa madre que también hay que hacerse cargo que no es poco. Con María Morales me parece que da una nota en el momento adecuado, la tercera, una nota grave, que dices ostias que ha salido muy herida de su relación, pero va, es todo un acto de amor, le da un empaque muy bonito y el también le dice algo muy de verdad a ella. Como al final la psiquiatra Natalie Pozas, que también nos reíamos mucho con ese pedazo de actriz, que debía pensar que ser mas infecto que hay aquí delante, pero al final era tan ingenio en su mentira y en su embaucamiento, era muy divertido. La cuñada, María Larralde, que es la gran manipulación y la más dura.
¿Cómo fue la elección de las actrices de «Todas las mujeres?
M.B.: Trabajó con nosotros Sara Bilbatua que es con quién hacemos el casting normalmente, vimos muchas propuestas pero todas ellas eran estupendas y de hecho a muchas ya las conocía, con Natalie ya había trabajado, a Petra la admiraba mucho, a María la había visto trabajar y bueno fue surgiendo así, muy fácil y lindo.
¿A cuál de tus compañeras no te enfrentarías en la vida real, si fueras como el personaje?
E.F.: ¿Manipular o dar la cara?
Ambas
E.F. Dar la cara con todas, yo ya estoy un poquitín más hecho. Manipular, en principio a Natalie y María intentaría no manipularlas (risas de los dos)
M.B.: Porque le han pillado. Porque con la madre tiene una pelea de igual a igual, María le dice a mi ya no, Natalie es profesional, Michelle es muy ingenua muy jovencita y la mujer es demasiado débil.
¿Qué le pediste a los actores a la hora de grabar o les diste libertad?
M.B.: Les pedí que se aprendieran ese guión que era enorme y que había que grabar en 3 semanas, que sacaran todo lo que tenían y todo lo que sabían que había que rodar rápido.
¿Fue complicado?
E.F.: No, era encontrar la vía, arrancar y pillar carrerilla; está bien construido en este sentido, porque va avanzando a mucha velocidad a medida que se va liando la cosa más, ya tenías mucho más adentro el personaje y al final podías hacer de todo. Podía hacer una tortilla hacer la alineación del Barcelona y pensar en otra cosa.
¿Este trabajo te ha requerido algo más complejo en comparación con otros trabajos?
E.F.: No, cada uno tiene lo suyo. Las películas de Cesc Gay tienes que dar mucho hacia dentro, en silencio tienes que dar mucha información, en este no hay que dar menos, pero además tienes que hablar como una cotorra, el trabajo interior es el mismo pero a una velocidad tremenda. En un recorrido entre el sí y el no, está mintiendo en el sí, en el no y en todo lo contrario, porque estás siguiendo la corriente, el recorrido mental es rapidísimo.
¿Has aprendido algo de este personaje?
E.F.: Qué es lo que no hay que hacer
¿Qué has aportado tuyo al personaje?
E.F.: Mi cuerpo, mi cara, mi voz y la gran experiencia de mi vida (todo esto entre risas). En fin hay cosas de esas que sé de que van, he vivido un poquitín y si no me lo han contado amigos míos muy pajarracos.
¿Quiere decir que hay algo autobiográfico en «Todas las Mujeres»?
E.F.: De amigos míos sí.
M.B.: Yo no soy amigo suyo. Autobiográfico no tanto en los detalles como en los sentimientos que has visto. Todo españolito llevamos un Nacho dentro, lamentablemente es así, y a ese Nacho le vamos arrinconando un poco.
E.F.: Y sí no además, llevamos un Nacho dentro que puedes haber practicado más o menos, aquí te da la oportunidad de hacerlo del todo, porque esto no es la vida tira millas. Ostias te remangas y puedes sacarlo del todo.
¿En tu filmografía hay mucho más drama que otro género?
Mariano Barroso: Esta es una comedia dramática, como tienen que ser las buenas comedias con mucho drama dentro del personaje. Thriller también tengo, pero se van fusionando cada vez los géneros.
E.F.: Tiene cierta lógica que según se vaya haciendo uno más madura se pase a la comedia, es más difícil.
¿Con qué género te sientes más a gusto?
Eduard Fernández: Pues a mí la comedia me gusta mucho. Me viene más ahora, es un poquitín más fácil poner cara palo, partiendo que el guión sea bueno, tu luego lo interpretas. Ahora eso sí es difícil encontrar un buen guión y es más difícil la comedia.
Ahora que dices que es muy difícil encontrar un buen guión, ahora muchos actores se están pasando a dirigir ¿a ti no te ha dado por hacerlo?
E.F.: De momento no, estoy a gusto así como estoy. Si alguna vez lo hiciera sería algo que yo hubiera escrito y que quisiera hacer.
M.B.: Qué manía con dirigir todo el mundo, yo doy clases en la escuela de cine y todo el mundo quiere ser director
E.F.: Yo en todo caso no sería director, , sería que dirigiera algo pero nada más, pero por que quisiera contar algo, porque creo que soy buen actor, en el buen sentido.
¿Cómo surge tu vocación de actor?
E.F.: No lo sé, yo tenía trece años y en el colegio escribimos una obra de teatro entre todos los de la clase, y a la hora de elegir el actor principal la mayoría dijeron que lo hiciera yo, ellos tenían muy claro que tenía que ser actor, yo no lo había pensado nunca, la verdad que no.
¿Próximos proyectos?
E.F.: Tengo El niño con un papel menor y Marsella con Belén Macías.
M.B.: Estoy de varias cosas de teatro y también de cine, pero una de las cosas que estamos pensando es en la segunda parte de ésta película, las nuevas aventuras de Nacho, estoy desarrollando varias cosas sobre el tema y no sé si va a ser para televisión o cine. Ahora estoy con Las tardes con Teresa de Marsé en el teatro.
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