El día 25 de diciembre, Navidad, es día de estrenos en la cartelera de cine, y entre ellos tenemos El médico adaptación cinematográfica de la novela homónima de Noah Gordon y que está dirigida por Philipp Stölzl.
Rob J. Cole (Tom Payne), es un joven británico dentro de una familia carpintera que se ve abogado a cambiar totalmente su vida por la muerte de su madre. El y sus hermanos son acogidos por diversas familiar para poder ser alimentados y a él su destino le llevará a compartir su vida con un barbero que le enseñará su oficio.
La muerte de su madre por el mal del vientre es algo que le ha marcado mucho, después le maravilla que una persona que vaya a perder la vista la recupere y por todo ello decide que su futuro no es otro que ser médico y salvar vidas. No duda en un instante en recorrer toda Europa y convertirse de cara a los demás en un judío para cumplir su propósito. En este su viaje descubrirá nuevos mundos, otras culturas, otros idiomas e incluso el amor.
Ya no es tanto en sí, que la adaptación a la gran pantalla no tenga que ver mucho o poco con el libro, que no se parece en nada todo hay que decirlo, es simplemente que la duración del metraje de 150 minutos no me aporta absolutamente nada para que me haga engancharme con la historia, cosa que el libro si lo hizo desde el primer momento.
Una parte positiva que sí que hay que destacar dentro de toda esta producción es la fotografía que es un aspecto que está muy cuidado, y que realza en muchos tramos unos paisajes que destacan por su belleza y en parte son muy importantes para el film.
Dentro del guión me encuentro con una disyuntiva, que no es otra que ver como en cierta forma se hace hincapié en seguir las normas de cómo hay que llegar para conseguir los propósitos, pero a medida que vemos como avanza el personaje principal, éste mismo hace que todo eso se tambalee y que finalmente los cánones de las normativas y reglas varíen en pro del progreso y de la sensatez, vamos que en cierta manera la rigidez del sistema se ve roto por las evidencias.
Por todo esto podemos dilucidar que no hay razón única ni verdadera si no todo lo contrario dependiendo de cómo cada uno lo mire, pero aquí en concreto lo que se nos muestra es como han ido avanzado las creencias incluso en el mundo médico, que se puede utilizar para otros campos también.
Pero el principal problema aquí es la falta de magia, el no encontrar una conexión directa entre lo que va sucediendo y el porqué de esa búsqueda del personaje, no se ha argumentado muy bien por parte del guionista Jan Berger todo lo narrado, todo va deslavazado y a mi gusto le falta una locución que impacte más y a la vez que vaya uniendo esas secuencias que bien podrían haber dado de sí, para una mini serie o más, puesto que la recreación a mi gusto se queda un poco inconclusa para que el espectador quede maravillado por lo que ve, bueno más bien por lo que podía haber visto.
Me hubiera gustado ver un poco más de dinamismo en escena y la picaresca de la época dada la situación en la que está enmarcada la historia y sus personajes, todo parece como muy natural pero a la vez artificial y forzado no me encaja.
Para finalizar decir que con sólo haber argumentado bien las razones de ser médico de Rob, todo hubiera cambiado mucho y no directamente el pasar más de doscientas páginas de un libro a diez minutos y argumentar libremente 140 minutos con el resto, por lo que no existe equilibro en la trama.
Tampoco puedo destacar mucho las interpretaciones puesto que aunque me parecieron correctas ninguna de ellas me conquistó como para darles relevancia, ni siquiera Ben Kingsley que es un actor que suele llenar la pantalla.
Una Crítica de cine de Susana Peral.
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