Nuestro colaborador Ramiro González analiza para Cineralia la película del director Wong Kar Wai The Grandmaster.
No me gusta participar de los debates que tratan sobre cuáles son las mejores películas del año, entre otras cosas porque siempre se dejan fuera del tintero numerosas producciones que aún están por llegar, y eso conlleva que las opiniones vertidas previamente dejen de tener validez.
A los numerosos sesudos que han realizado diversos de estos rankings, he de decirles que están absolutamente equivocados bajo mi punto de vista en sus, por supuesto, muy respetables valoraciones.
Hacía mucho tiempo que no iba al Cine y disfrutaba tanto con una película como con The Grandmaster. A muchos les sorprenderá que esto se haya dado con una producción que no es americana. Pues sintiéndolo mucho, pocas son las películas americanas que este año me han emocionado realmente. Desde luego que las ha habido, muy buenas para pasar un buen rato de entretenimiento y con buenos guiones. Pero la calificación de una película como Obra Maestra requiere de mucho más. Al menos para el que escribe esto, requiere que la historia le impacte emocionalmente a altos niveles.
Voy a romper esa tradición de no valorar una cosa como la mejor, porque sinceramente, The Grandmaster es la Mejor Película que he visto este año, por encima de todas las que se han estrenado americanas, y ojalá pudiese arrasar en los Oscar en todas las categorías posibles. The Grandmaster no es solo una película sobre artes marciales, en la que hay extraordinarios combates, de hecho son los más bonitos que he visto en mucho tiempo, sino que detrás de esto hay toda una filosofía y unos valores éticos que deben compartir todos los maestros de las artes marciales.
The Grandmaster nos sumerge en la leyenda de Ip Man, magistralmente interpretado por Tony Leung, el que fuera maestro de Bruce Lee, para contarnos una historia de amor enmarcada en tiempos convulsos de guerra, pues todo transcurre durante la invasión de China por parte de los Japoneses, y la división entre Norte y Sur del gigante asiático reflejada en la metáfora de los Maestros de Artes Marciales.
Ip Man es uno de los principales luchadores del Sur, el mejor de todos, pero no tiene la fama que puedan tener otros Maestros, ya que carece de escuela. Practica el Wing Shung, un estilo de Kung Fu que con el devenir de los años se haría famoso. Y en el Norte, encontramos a Gong Er ( Zhang Ziyi) hija del Maestro Gong, experto en el Bauga, el estilo más letal de todos.
En The Grandmaster los maestros de Norte y Sur organizan un combate entre los mejores luchadores de cada parte para demostrar cuales son los mejores estilos. El padre de Gong Er se enfrenta a Ip Man, y este le gana. Gong entonces siente que ha alcanzado sus límites y cree que debe ceder el testigo a una nueva generación; aquí su hija no estará de acuerdo y retará a Ip Man a un nuevo combate para restaurar el honor de su familia. Tras este enfrentamiento, Ip Man y Gong Er se hacen amigos aunque a ambos les une un sentimiento más profundo que desconocen y no descubrirán hasta más adelante.
Mientras, el padre de Gong Er elige a su mejor aprendiz, Ma San, como sucesor y al que pronto descubrimos como un traidor y un inmaduro deseoso de fama y reconocimiento como gran luchador, violando con ello los principios éticos que le ha transmitido su maestro. Ma San ve importunados sus deseos y mata a su maestro. Gong Er entonces jura vengar a su padre, renunciando a su propia vida.
Mientras, alrededor de la historia principal de The Grandmaster, se va tejiendo un marco histórico y político que traerá consecuencias nefastas para los protagonistas, especialmente Ip Man. Aunque, el elemento principal de la película reside en lo que representan tanto Gong Er como Ip Man. La chica, que no es Heredera del Legado de su padre por haber nacido mujer, es el reflejo de la incapacidad para mirar hacia adelante. Marcada por el dolor y la pérdida, se deja llevar por la ira y solo la venganza logrará calmarla, mientras que Ip Man es precisamente el Futuro, porque también está marcado por unos determinados hechos, pero ha sabido salir adelante creando una escuela para transmitir sus conocimientos.
The Grandmaster es puro sentimiento, su poder reside en que todo funciona, la imagen, el sonido, la maravillosa partitura de nuevo creada por Shigeru Umebayashi que en un apartado revisiona el tema principal de la obra maestra de Sergio Leone Érase una vez en América, y además de los maravillosos combates absolutamente estilizados y realistas en los que no hay vuelos sobrenaturales ni nada por el estilo, encontramos planos sensacionales de gestos y miradas que hacen innecesarios los diálogos.
En definitiva, The Grandmaster es una Obra Maestra que hará las delicias de todos aquellos que amen el Cine con mayúsculas.
Una Crítica de cine de Ramiro González.
No hay comentarios
Pingback: Bitacoras.com