Hércules: El origen de la leyenda, una nueva e innecesaria vuelta de tuerca al mito griego por excelencia.
Amante declarada de la cultura greco-romana, me sentía entusiasmada por el hecho de que alguien hubiese hecho una película sobre Hércules; de la misma manera que espero con expectación el estreno de Pompeya, cuyo tráiler y personajes prometen y mucho.
El padre de la criatura, Renny Harlin, nos deleita en Hércules: El origen de la leyenda con un festival de músculos y efectos especiales propios de una película de serie B, malogrando lo que podría haber sido un éxito de taquilla. El crepusculero actor Kellan Luzt, que da vida a Hércules, hace todo lo posible por empatizar con su personaje, sin llegar a trasmitir lo más mínimo.
Prefiero sin ninguna duda, esa versión picaresca de Poseidón que pudimos ver en Inmortals, que el personaje soso y que no logra conectar ni con la que se supone que es el amor de su vida, la princesa de Creta, de Hércules: El origen de la leyenda.
Hércules: El origen de la leyenda posee toques de Espartaco y Ben-hur, pero desde luego que no han cogido lo mejor de ninguno de los dos clásicos.
La pregunta es ¿Era necesaria una nueva adaptación del héroe griego? No. ¿No tuvimos bastante con la cutre serie que hicieron de él en los 90? La serie por lo menos entretenía y hacía reír.
En Hércules: El origen de la leyenda no acompaña ni la B.S.O, parte fundamental a mi parecer de una película, ni el reparto, ni tan siquiera la historia. El tráiler no engancha y aunque se molestaron en darle bastante publicidad a todos los niveles, no ha conseguido despegar. A favor diré que la película no es muy larga, así que no tenemos que padecer más de dos horas de un Hércules al que parecen haber robado la voluntad; ¿sabéis esa sensación de rabia cuando ves al personaje y te preguntas por qué no reacciona y mata a los malos?
Pues eso es lo que experimenta el espectador, cuando ve cómo Hércules es un pelele en manos de su padrastro Anfitrión y su hermanastro Íficles. Me encanta el cine y aunque no siempre salimos con buen sabor de boca, el film deja al espectador con un sabor bastante amargo.