Cuando todo está perdido: Gravity en el mar

Nuestro redactor Eduardo Quintana  analiza para Cineralia Cuando todo está perdido, esta aventura del hombre contra el mar, que se estrenará en cines el próximo 14 de febrero.

Cuando todo está perdido cuenta cómo un hombre (Robert Redford) descubre cómo el casco de su barco se agrieta al chocar con un contenedor a la deriva. Sólo en altamar, no sólo tendrá que reparar el barco con sus propios medios y experiencia, sino que también tendrá que hacer frente a las tempestades del mar, a la falta de agua y comida; y, sobre todo, al implacable sol.

La película está escrita y dirigida por J.C. Chandor (Margin Call), teniendo como único protagonista a Robert Redford durante sus 106 minutos. Cuando todo está perdido es un drama repleto de aventuras y tensión cuenta la historia de un hombre, de nombre desconocido, que no se sabe a dónde va, de dónde viene ni a qué se dedica. A pesar de ello, consigue perfectamente que nos identifiquemos con el personaje y sufrir siempre que sufre él, que es muy a menudo.

La originalidad de la propuesta reside en la falta de diálogo, salvo alguna frase suelta y una introducción en voz en off al comienzo de la película. Aún así, tanto el director como el actor consiguen rezumar intensidad, transmitir todas las penurias que sufre el callado personaje, que sólo al final consigue expresar abiertamente toda la resignación acumulada por todo el cúmulo de calamidades que sufre durante su travesía.

Cuando todo está perdido no necesita diálogos, puesto que Redford consigue transmitir todo lo necesario con sus acciones y expresiones. Aunque puede recordar en algunos tramos a películas como Gravity o La vida de Pi, consigue  tener su propio espíritu, adoleciendo de cierta lentitud en algunos tramos del film.

En resumen, Cuando todo está perdido es una película intensa que consigue su objetivo, pero que dada la radicalidad en su propuesta no conseguirá unanimidad entre toda la crítica y público, teniendo muchos adeptos y muchos detractores.

Nota: 7

Lo mejor: La forma en que Robert Redford afronta el papel más complicado de su carrera, es decir, trasmitir él sólo todas las emociones de la película.

Lo peor: Que gran parte de los espectadores no acepten la propuesta, rechazando todas las delicias que ella ofrece.

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