Aunque Al nacer el día no esté basado en hechos reales, si nos contempla una parte de la historia humana que muchos judíos padecieron años atrás, durante la Segunda Guerra Mundial.
Sumergirse en la historia mundial en ocasiones puede ser toda una aventura y en ocasiones un drama.
Misha Brankov (Mustafa Nadarevic) es un profesor de música jubilado, que pasa sus días dando clases a futuros talentos. Pero de repente la rutina cambia cuando una vieja caja que contiene documentos que le afectan, es rescatada durante unas excavaciones en un alcantarillado del antiguo recinto ferial.
A partir de entonces su camino será documentarse sobre su extraño pasado y procedencia desconocido para él. Para ello recurrirá a lo que queda de su familia para que le den explicaciones de lo sucedido antaño. Toda esa investigación dará lugar a que su corazón ensalce en un reconocimiento a todo lo acontecido años atrás y que en realidad son sus orígenes.
En esa caja, además irá una partitura de música inacabada que él se esforzará en acabar para homenajear su procedencia y tocarla en el propio campamento Judenlager Semlin, donde fue encontrada y de dónde realmente parte hacia una vida mejor años atrás.
Al nacer el día es una historia, tierna, sensible con mucho coraje aunque no sea de esas que tengan un arranque impetuoso pero si emocional. Posiblemente la lentitud de la cinta sea lo que de más identidad a la trama, pues estamos ante una persona que busca sus raíces pero ya con una edad, donde el coraje ya quedó atrás ahora sólo queda el reconocerse así mismo, con sus virtudes y sus defectos y como no con sus orígenes, sean los que fueran.
La necesidad del protagonista de Al nacer el día por ese reconocimiento hacia su pasado, parece innato, es como si hubiera tenido escondido en su interior una voz dormida durante toda su vida, y ahora al tener en sus manos ese mensaje, esa partitura de su padre biológico le haga renacer ante su nueva y segunda identidad.
Hay una búsqueda por la solidaridad en la figura del resto de personajes que aparecen, pero que no todos responden a la llamada de auxilio y apoyo que el protagonista requiere inclusive de los más cercanos, su hijo, ni siquiera se preocupa por su pasado, está anclado en un presente acomodado que le da una perspectiva diferente a los demás.
El paisaje de Al nacer el día es tenue y sombrío reflejando un pasado poco favorecedor y un presente que se antoja desdichado y solitario, donde el paso de los años ha hecho mella en la soledad y el encerrarse en sí mismo. Todos muestran sus debilidades, sus anhelos y sus resquemores pero siempre eso sí sin perder la esperanza, y casi una sonrisa. No le dan la espalda a la vida, aunque ella en su día si lo hiciera.
Si uno recuerda películas recientes sobre esta temática me tengo que remitir al documental El último de los injustos donde se nos explicaban que un centro que muchas pensaban que era un lugar de relax no era ni más ni menos que un gueto.
Pues en Al nacer el día nos ocurre lo mismo, el campamento Judenlager Semlin que muchos creían que era un recinto ferial, según los historiadores es considerado como un lugar significativo en el Holocausto nazi, siendo el primer emplazamiento en el que se llevaron a cabo asesinatos en masa.
El director de Al nacer el día no es otro que el reconocido Goran Paskaljevic de origen serbio, quién aquí actúa como coguionista, tiene una larga carrera cinematográfica con 30 documentales y 15 largometrajes que han recorrido los festivales más prestigiosos recogiendo sus merecidos galardones.
Al nacer el día su última propuesta que data del 2012 se presentó ese mismo años en la Seminci de Valladolid, inclusive fue elegida por su país para representarla en los Oscars en la categoría de mejor película de habla no inglesa.
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