Más largometrajes españoles de corto presupuesto que deberías tener en cuenta. En esta ocasión llega el momento del metalenguaje.
Eso si, visto de dos prismas muy distintos. Por un lado el del gore más divertido y violento y, por otro, el de la auto reflexión paródica acerca del difícil oficio de ser guionista.
Dead Wendy (Dídac López, 2013):
En realidad no es un largometraje, se encontraría en ese poco habitual universo del mediometraje y es, sin lugar a dudas, carne de cañón de las sesiones del Brigadoon más currado que se puede ver en el Festival de Cine de Sitges. Hay que tener en cuenta que se ha realizado con un bajo presupuesto, no bajísimo (según sus creadores, 300€) y que la mayoría de sus errores vienen dados por esa circunstancia.
Aún así está muy lograda a nivel técnico en general, se echan de menos algunos efectos a mejorar y algo más de verosimilitud interpretativa en algunos de sus actores principales pero, dada su concepción, imagino que también buscaban algo de eso los responsables de este producto más cercano al Grindhouse de sesión doble que quisieron recuperar Robert Rodríguez y Quentin Tarantino que a la obra general de salas comerciales. La trama sería algo así como la continuación de Peter Pan contextualizada en un universo parecido al de Machette (Robert Rodríguez, 2010), con venganza (referencia clara de Tarantino) incluida y con una idea metalingüística de fondo acerca de conceptos y elementos relacionados con la manera de concebir cine o, simplemente, de cómo contar historias (teniendo en cuenta el género, siendo más cercana al metalenguaje visto en la primera Scream (Wes Craven, 1996) que al más reciente visto en La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2012)).
Si hay algo que sí chirría y no tiene nada que ver con su bajo presupuesto son algunos diálogos. En muchas ocasiones demasiado forzados por querer utilizar un vocabulario infectado de palabras mal sonantes. En mi opinión, solo Tarantino sabe fluir esos diálogos de forma verosímil.
Otro error es la duración, va en contra de la película porque siendo un mediometraje se hace casi imposible verla en pantalla grande. En este país son muy pocos los festivales dedicados a este producto. Por lo demás, lo dicho, entretiene y divierte, seguro que esa era la intención de Dídac López, su guionista y director, alguien a tener en cuenta desde ya.
Ilusión (Daniel Castro, 2013):
Es una de las películas españolas de bajo presupuesto más brutalmente sinceras y críticas sobre el actual estado del cine en nuestro país. Lo extraño es que, a su vez, es tan cutre (claramente echo adrede) que da vergüenza ajena, sin embargo, detrás de esa cutrez también está su crítica más voraz:
“Aunque los medios que tengo no son los más indicados, hago películas porque me sale de los cojones y, encima, convenzo a David Trueba para que salga en ella”.
¡Bravo Daniel Castro! Por lo demás, la trama se ve más o menos venir, se llega a un inevitable final que aún así deja buen sabor de boca y que, por encima de todo, sabe reírse de sí misma, del cine y, sobre todo, de la profesión del guionista. El ejemplo más claro son las maravillosas entrevistas imaginarias que el propio Daniel Castro se hace así mismo o la locura de guión que está intentando vender, maravilloso también.
Estos son algunos ejemplos de películas españolas de bajo presupuesto que deberíais ver, aunque a veces no sea fácil conseguirlas.