Se estrenó este viernes 6 de junio la última cinta dirigida por Bryan Singer, cineasta que vuelve a la saga que dio forma y que vio palidecer con X-Men: La decisión final.
En X-Men: Días del futuro pasado el responsable de las dos primeras aventuras mutantes vuelve como hijo pródigo para enardecer tanto al fandom más entusiasta y exigente como al público que sólo busca un espectáculo disfrutable durante más de dos horas (130 minutos para ser exactos). Nosotros pudimos verla en el preestreno organizado por nuestros amigos de Sensacine.
X-Men: Días del futuro pasado se desarrolla como un híbrido sin costuras entre los personajes y actores de la trilogía original (que sufren ese futuro desolador en el que los mutantes son exterminados por los centinelas) y esa nueva cantera surgida de la excelente X-Men: Primera generación. De esta forma, un astuto Bryan Singer perfila una trama con la que aunar a los fans que disfrutaron del drama y la veracidad de las primeras películas de mutantes (en especial, las dos primeras) y los que disfrutaron del humor impregnado en Primera generación por el director de la también vibrante Kick-Ass.
Esta mezcla de talentos y generaciones no sólo enriquece la trama de X-Men: Días del futuro pasado, sino que aporta muchísimo talento y rostros conocidos en el cine y la televisión a una historia ya de por sí apasionante. Estos saltos temporales, la combinación entre el futuro y el pasado y la cohesión entre ambas tramas hacen de X-Men: Días del futuro pasado un espectáculo apasionante que sabe combinar el drama y la lucha social inculcada por Singer en sus primeras películas con el look setentero y los chistes y referencias a la saga que tan bien funcionaron en la precuela.
La historia avanza con brío y con la mano firme de un director que como buen hijo pródigo vuelve a una saga que le echaba de menos, y de paso consigue unificar y homogeneizar una continuidad entre películas muy discutida e ilógica. La cinta funciona como secuela directa de Primera generación, a la vez que reescribe el universo mutante, aunque para ello deba borrar lo vivido en otras películas desarrolladas por la propia Fox. Sinceramente, merece la pena esta película que no sólo sirve de nexo de unión entre generaciones, sino que sienta las bases para la que se prepara como la mejor película de mutantes, es decir, la futura X-Men: Apocalipsis (imprescindible ver la escena después de los créditos).
En cuanto al reparto de X-Men: Días del futuro pasado, todos están sublimes, bien metidos en sus papeles, no sólo los recuperados para la cusa, sino también el trío McAvoy-Fassbender-Lawrence, que consigue congeniar con Lobezno y desarrollar una historia que te envuelve desde la espectacular primera escena en el futuro. Debido a la mayor importancia de la trama ubicada en los 70, es una lástima no disfrutar más de algunos personajes clásicos, pero se acepta una vez se contempla lo bien que actúa el mencionado nuevo trío de ases.
En definitiva, en X-Men: Días del futuro pasado nos encontramos ante la mejor película de mutantes hasta el momento, que ha sabido a la perfección homogeneizar una complicada trama con saltos temporales y que nos regala uno de esos villanos creíbles y con objetivos muy humanos, es decir, el personaje de Bolívar Trask (Peter Dinklage); cuyo objetivo es simplemente que su especie inferior, el homo sapiens, sobreviva ante un peligro inminente, la extinción frente a una raza superior, los mutantes.
Lo mejor: La reestructuración da la historia mutante y las fabulosas interpretaciones del trío joven como Magneto, Profesor Xavier y Mística. Y, por supuesto, un Mercurio que con su breve aparición se convierte en un auténtico “roba escenas”.
Lo peor: Que desde Fox no se den cuenta que por mucho carisma que tenga Lobezno, este personaje sólo funciona bien dentro del grupo, y nunca en solitario.
Nota: 8.5
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