Un drama con tintes muy realistas sobre la camorra italiana y su influencia social, económica, política…etc en todos los lugares sobre los que extiende su alargada sombra.
El poder es aquello que exige que el dominado le otorgue dicho poder al dominador. Para que el poder exista, deben existir ambas partes del contrato. El poder es un valor veleidoso, que todos nosotros por muy humildes que seamos queremos tener inconscientemente. En Gomorra vemos poder, un poder tan magnéticamente atrayente como peligroso por sus irreparables consecuencias.
Gomorra es un drama con tintes muy (demasiado) realistas sobre la camorra italiana y su influencia social, económica, política…etc en todos los lugares sobre los que extiende su fatídicamente alargada sombra desde su centro neurálgico situado en Nápoles. Existen The Wire y Los Soprano. Existen series a las que comparan con The Wire y Los Soprano (y salen perdiendo). Y luego está Gomorra, que podría instaurar una categoría por sí sola. Gomorra no muestra una realidad tan panorámica como The Wire puesto que no le dan voz ni protagonismo al “otro lado”, es decir, a las fuerzas de la ley. En ese sentido es más Soprano, pero al mismo tiempo no nos narra únicamente la vida de la mafia, sino también la de cada personaje que por diminuto que pueda parecer en comparación a una ciclópea organización criminal, termina jugando un papel clave en la historia y ante todo, conmoviendo con su pequeño gran drama al espectador. En ese sentido es más The Wire por su descenso a la sociedad y la cesión del micrófono al ciudadano de a pie.
En Gomorra, la mafia napolitana es como el mar. Lo contemplamos desde la lejanía, mientras que los ingenuos bañistas esperan en la orilla a ser alcanzados por una de sus olas y sentir con toda su ferocidad el impacto que supone hacer negocios y verse básicamente situados en la misma «habitación» que la mafia. A lo largo de 12 episodios (de unos 40 mins de duración aproximada), Gomorra nos conmueve con una realidad traída por el mismísimo Roberto Saviano, afamado escritor sobre la camorra que se ve obligado a viajar con escoltas a cualquier sitio por la amenaza sobre su persona alentada por los propios mafiosos. Y es que Gomorra es una serie muy warholiana. Cada personaje tiene sus minutos de fama y gloria. No termina de haber un único personaje protagonista cuyo colorido destaque sobre el gris uniforme del resto del elenco. En Gomorra todos son grises, personas con virtudes y defectos, al fin y al cabo seres humanos a los que se puede odiar o amar por momentos. Después de su gran impacto en Italia, no extrañaría que Gomorra llegase a muchos otros países. Sky Italia apostó muy fuerte y ganó con una producción realista (que es el mayor elogio que pueda recibir), conmovedora, atrayente y sorprendentemente bien interpretada por un reparto completamente desconocido para los ajenos al país con forma de bota.
El argumento gira en torno al clan familiar de los Savastano, que ostenta un gran dominio territorial y es liderado por don Pietro Savastano. Pietro tiene un hijo, Genny, quien le debería de suceder si le pasara algo a su padre pero que no está preparado para heredar el trono. A su vez, emerge la figura de Ciro Dimarzio, un “soldado” del clan Savastano que se ha ido conformando como la mano derecha de Genny. A raíz del encarcelamiento de don Pietro, Genny tendrá que relevarle en el cargo forzosamente mientras aparecen una serie de amenazas externas que acechan el patrimonio de los Savastano. Esa es la historia principal, pero las subtramas nos introducen a personajes prototípicos y pintorescos, nos explican como inician su relación con la mafia voluntariamente (por ejemplo un contable con demasiada ambición por hacer dinero rápido y fácil) o involuntariamente (porque viven en un barrio controlado por un clan y están obligados a rendirles tributo meramente por una situación contextual) y vemos las consecuencias dramáticas de ese casamiento.
Gomorra es una serie sobre la mafia, valores como el honor y la lealtad, pero ante todo sobre la ineludible influencia de una organización criminal en el entorno en el que se haya insertada. Y es que lo fácil sería grabar una serie sobre mafiosos de tiroteos y sangre derramada por una causa vulgar y simple, sin duda las acciones del ketchup Prima subirían episodio tras episodio pero el resultado final sería un producto opaco y sin raíces, todo lo contrario a Gomorra. Gomorra va más allá de todo eso, no sólo enseñan la acción sino también las bajas humanas que esa acción conlleva en una sociedad habitada por seres vivos, que sangran igual que nosotros aunque estén inmersos en una ficción. Y que sufren día tras día inocentemente un sino que les fue impuesto desde el mismo día en el que nacieron en un territorio controlado por la mafia.
Serie recomendable 100%.
Nota 9/10
- Crítica de Cineralia