Nos despertamos con la triste noticia de la muerte de este intérprete de 63 años que tantas veces nos ha hecho reir y llorar, pero que sobretodo fue uno de los artífices de nuestro amor por el cine.
Robin Williams, el eterno Peter Pan, el inolvidable profesor de El club de los poetas muertos, ganador del Oscar en 1997 por El indomable Will Hunting, ha muerto este pasado lunes con 63 años de edad en su domicilio en la localidad de Tiburon, en el estado de California. Además según informaciones de la Oficina del Sheriff todo apunta a que podría tratarse de un suicidio.
La Policía baraja la posibilidad de que la muerte sea debido a un suicidio por asfixia, aunque resalta que la investigación debe finalizar antes de las conclusiones definitivas. Las obligatorias pruebas forenses se llevarán a cabo durante el día de hoy martes.
Parece que Robin Williams ingresó el pasado mes en un centro de rehabilitación del estado de Minnesota para recibir algún tipo de ayuda, aunque sus representantes descartaron rotundamente que Robin Williams consumiera drogas o alcohol, pese a sus antecedentes con el alcoholismo, que su asistencia al centro era para mejorar y centrarse en su trabajo tras unos meses demasiado ajetreados. El motivo de este ingreso podría ser la profunda depresión que padecía el actor desde hace unos meses.
Susan Schneider, esposa de Robin Williams, ha hecho público un comunicado pidiendo algo de privacidad tras este fatídico suceso, según el canal estadounidense CNN:
«He perdido a mi querido marido y mi mejor amigo, mientras que todo el mundo ha perdido a un artista de los más queridos y un ser humano muy bello. Estoy desconsolada. En nombre de toda la familia de Robin, solicitamos algo de privacidad durante todo nuestro periodo de doloroso duelo. Ojalá que el foco de atención no esté en la muerte de Robin Williams, sino en los centenares de momentos de felicidad y de risa que el actor dio a millones de personas».
Su fama se fraguó en la pequeña pantalla con series tan recordadas en EE.UU. cómo Días felices y Mork & Mindy en la década de los setenta, por aquel entonces el actor ya jugaba peligrosamente con la cocaína, un vicio compartido con otro amigo suyo tristemente fallecido John Belushi.
«La cocaína es la forma que tiene Dios de hablarte y decirte que estás ganando demasiado dinero». Decía con ironía Williams.
El cine llegó a su vida a lo grande con Buenos días, Vietnam, de Barry Levinson, una película capaz de sacar lo mejor del actor, su verborrea, su ingenio y esa combinación de una gran sonrisa con la mirada triste. Después llegarían El club de los poetas muertos, de Peter Weir y El rey pescador de Terry Gilliam, con la que cerraría su trío de nominaciones al Oscar.
Tras su inolvidable labor de doblaje con el genio de Aladdin Steven Spielberg pensó en darle el complicado papel de Peter Pan en Hook. Tras este papel el actor inicio su romance con el público más infantil, llegó La señora Doubfire, Jumanji y Patch Adams.
El Óscar, llegó con su cuarta nominación en 1997, El indomable Will Hunting, de Gus Van Sant.
Inmerso en el rodaje de la tercera entrega de un gran éxito de taquilla como la saga Noche en el museo y con el reciente anuncio de una secuela de La señora Doubfire, Robin Williams nos ha dejado para siempre y con él uno de los actores más inolvidables de la historia del cine.
«La vida solo te da una chispa de locura. No debemos perderla».