El director mexicano hizo reír y sufrir con Birdman, su nueva película que inauguró en el día de ayer la 71 edición del prestigioso Festival de Cine.
En Birdman Alejandro González Iñárritu se atreve con su primera comedia tras dramas tan impactantes como Amores perros, 21 gramos o Biutiful.
Los aplausos sonaron en su debut en Venecia, la larga espera mereció la pena. Alejandro González Iñárritu ha convencido al exigente público del Festival de cine con Birdman, la película encargada de inaugurarlo este miércoles.
Han pasado 4 años desde su último trabajo Biutiful, un tiempo en el que Alejandro González Iñárritu ha preparado su primera comedia, Birdman en la que su protagonista Michael Keaton se parodia a sí mismo interpretando a un actor en horas bajas que tiempo atrás consiguió el éxito haciendo de superhéroe.
«Después de tantos y tan intensos dramas necesitaba un poquito de chile picante mexicano».
Así lo resumió el director de Amores perros o 21 gramos, que califica Birdman de «película experimental», tanto por el cambio de género, como por la forma, rodada en un puñado de planos secuencia.
«Estaba muerto de miedo, pero pensé que si tras todos estos años no hacía algo que me diera miedo, significaba que estaba muerto».
La elección del actor protagonista, el primer Batman cinematográfico, no es casualidad:
«Pocos hombres tienen tanta autoridad para hablar de superhéroes. Además la película precisaba de un actor con una gran habilidad para combinar la comedia y el drama, un tono que no es fácil de explorar».
Michael Keaton entiende las preguntas sobre el paralelismo entre el peculiar personaje de Birdman y su propia experiencia personal:
«Claro que Batman tuvo un gran efecto en mi, pero nada de esto me obsesiona, al menos no mucho más que a cualquier otra persona. Vivo el momento presente y hago otras muchas cosas aparte del cine».
Birdman de Alejandro González Iñárritu narra la obsesionada lucha de Riggan Thomson (Michael Keaton) por conseguir poner en pie en Broadway una obra que se basa en el relato de Raymond Carver De qué hablamos cuando hablamos de amor, adentrándose en sus complejas relaciones con los otros actores de la obra (Norton y Risenbourgh), y con su familia (Ryan y Stone).
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