martes , septiembre 17 2024

Festival de Sitges 2014. Días 6 y 7: Antonio Banderas centra las miradas durante dos días de gran cine

Veni, vidi, vici. La llegada de Antonio Banderas a Sitges es uno de esos eventos que no se viven todos los años.

Sitges suele traer a gente importante dentro del cine fantástico, pero son muy pocas las ocasiones en que vienen estrellas de Hollywood con tanto revuelo mediático como el actor malagueño. Aunque sus apariciones han sido escasas, sólo una recepción con photocall en el hotel, alfombra roja y presentación su película (ni rueda de prensa, ni entrevistas); Antonio Banderas se ha convertido en uno de los nombre propios del festival de este año.

Antonio Banderas Premio Honorífico en Sitges

Es una lástima que no estuviera más participativo, ya que a diferencia del Festival de Donosti en Sitges sí que tuvo buena acogida Autómata, en gran parte por el contexto y por la predisposición del público.

De todos modos, aunque el epicentro del tumulto del festival se mueva al paso de Banderas, en la periferia la noticia es que finalmente, pasado el ecuador, el Festival de Sitges 2014 empieza a despuntar con películas realmente interesantes de las que sólo se suelen ver de milagro en un festival de cine.

Fish & Cat, el primer slasher iraní

Fish & Cat probablemente es la película más extraordinaria de este año en el festival, juntamente con Hard to be a God (que no lamentablemente no la he podido ver, pero sé de buena mano que es un cine que rompe esquemas).

Esta producción iraní es demencial en muchos sentidos. En primer lugar porque se vende (y en el fondo, es) como una película de caníbales aunque no hay ningún asesinato a plena vista, segundo porque es un plano secuencia de dos horas y cuarto y, en tercer lugar, porque esta fórmula de plano secuencia narra un relato fragmentado con paradojas temporales. Una locura.

Póster de Sitges 2014

El caso es que lejos de encuadrarse en el marco estándar del slasher, Fish & Cat va un paso más lejos y sitúa la historia en un limbo confuso en el que se distorsionan el tiempo y el espacio. Con cada conversación y cada objeto (son muy importantes los detalles) nos va dando pistas de quién está vivo, quién está muriendo y quién va a morir sin enseñarnos nada más que un bucle de conversaciones que se repiten una y otra vez.

Sin duda es una película muy especial y el ejercicio de planificación más impresionante que he visto jamás.

Aux yeux des vivants, Maury & Bustillo, strike tres

Desde que asaltaron a lo grande el panorama de terror internacional con A l’Interieur, Julien Maury y Alexandre Bustillo son dos directores con parada obligatoria en Sitges cada vez que estrenan una película. Sin embargo, con su tercera película ya señalan una línea decreciente en su cine, cada vez más empapado de influencias y caracterizado por la mezcla de géneros.

Su anterior película, Livide, vagaba por el género de casas encantadas pero también por el cine gótico y las películas de vampiros, y aunque resultaba un tanto dispersa tenía una cohesión escénica muy característica que la hacía única. En Aux yeux des vivants, en cambio, el punto de partida es mucho más prometedor (¿qué pasaría si Los Goonies fuera un slasher?) por la variedad de posibilidades, pero su ejecución es bastante pésima.

Es innegable la elegancia que estos directores pueden darle a la violencia más bruta, así como el entorno onírico de sus universos. El problema en su tercera película es que dejan de hacer lo que les sale mejor: violencia explícita (sólo presente en un prólogo antológico), tramas sencillas (esta película tiene tres fases muy distintas) y escenarios envolventes con identidad propia (aquí un estudio de cine abandonado tiene un protagonismo anecdótico).

En cualquier caso es una de las películas de esta edición que más división de opiniones ha suscitado. La verdad es que tiene un primer tramo brillante, pero cuando empieza propiamente el slasher se vuelve comedida, nada virtuosa y con una concepción muy pobre de la idea del monstruo.

Adieu au langage 3D, Godard despieza el lenguaje cinematográfico

Jean-Luc Godard es un personaje inclasificable. Aunque es un genio es imposible ser devoto de él porque impone unos retos al espectador que son muy difíciles de asumir. Hace años que ya se aburrió de hacer cine, de modo que utiliza el cine para moldearlo a un concepto propio del arte audiovisual encaminada en explorar las posibilidades de la imagen y en buscar como el montaje crea una narrativa que no necesita del verbo para articular un discurso.

Adieu au langage 3D es su obra culminante de esta ambición y, a la vez, una de las películas más cínicas de un cineasta que siempre ha ido un paso por delante del resto del mundo. En esta película Godard explota todo tipo de recursos técnicos (cámaras, montaje, iluminación, 3D, etc.) para crear una oda al arte de construir imágenes poderosas –sin necesidad de ser bellas– que utiliza para deconstruir poco a poco la narrativa convencional y el uso del lenguaje tal como lo conocemos.

Adieu au langage 3D, más que una película, es una experiencia cinematográfica que sólo es posible vivirla en una sala de cine.

Dios Local, los demonios de nuestra mente

La propuesta uruguaya es una de las películas conceptualmente más atractivas del festival. Cuenta como un grupo de música se va a una cueva a gravar su disco de despedida. Un disco con sólo tres canciones, una compuesta por cada miembro, con el objetivo de ser su obra más introspectiva y personal.

En esta cueva reside el monstruo de sus miedos, dudas y rencores. La película, narrada por capítulos, muestra el enfrentamiento de cada personaje consigo mismo dentro de este laberinto mental en que se transforma la cueva.

Gustavo Hernández (La Casa Muda) se desmarca con una película tan sencilla como profunda, que destaca por ser la puesta en escena de una reflexión personal. Bien fotografiada, con una excelente dirección artística y unos actores que se mimetizan bien con los personajes. Puede saber a poco porque funciona mucho mejor en un plano psicológico que como film de terror físico, pero sin duda es un film precioso y terrorífico a su manera.

Wake in Fright, descenso a los infiernos

Wake in Fright es un film australiano del año 1971 y dirigido por Ted Kotcheff antes de continuar su carrera en EEUU, donde destacó por dirigir, entre otras, Acorralado (1982) y Este muerto está muy vivo (1989). Esta película se encuadra dentro la sección ineludible de Seven Chances, una selección de siete películas no estrenadas en España por parte de la Asociación de Críticos de Catalunya.

Enfrentarse a Wake in Fright pide mucho estómago, ya que es entrar en una espiral de degradación personal que debido a la crudeza de las escenas en pantalla (las borracheras o una caza de canguros que queda grabada en la mente) se vive en las propias carnes. Es una película en la que luchan la voluntad contra las circunstancias, el deseo contra la comodidad y, sobre todo, uno contra sí mismo.

Es una película que se define mucho por ese cine visceral de los años 70, en la que los directores eran capaces de hacer sufrir de verdad a sus actores con tal de agudizar las sensaciones de la película. Sin ser un director con el talento de Coppola, Friedkin o Boorman, Kotcheff hace de Wake in Fright su película más perfecta, más directa, porque exhibe un control total sobre el caos del relato y equilibra con maestría las situaciones de nervio puro con las de calma tensa.

Acerca de Gerard Fossas

Mira esto

Sección Oficial de la primera edición del Festival de Cine Fantástico y de Terror de Valladolid- PUFA (Pucela Fantástica).

La Sección Oficial de la 1a edición del Festival Internacional de Cine Fantástico y de …

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.