En el entorno del festival de San Sebastián, hablamos con el productor detrás de éxitos de Disney como Enredados, cuyo nuevo filme se estrena en nuestro país el 19 de diciembre.
Conli se encontraba en nuestro país promocionando, en una gira mundial, Big Hero 6 el filme de animación, mezcla de superhéroes Marvel y sensibilidad Disney, que se estrenará las próximas navidades. Hombre de confianza de la compañía del ratón desde hace veinte años, Roy Conli produjo filmes innovadores (por su exploración de temas más oscuros, por el uso de nuevas tecnologías…) como El jorobado de Notre Dame o El Planeta del Tesoro; el relativo fracaso de estos proyectos (seguramente por su huida de los mecanismos clásicos de narración Disney) de algún modo supuso su alejamiento de grandes proyectos durante unos años, hasta que entró en Enredados, preámbulo al mega éxito que supuso Frozen hace unos meses. En esta breve pero intensa entrevista, hablamos de proyectos pasados y futuros, de princesas, robots y teatro.
- Antes de ser productor cinematográfico, fuiste productor teatral; ¿de qué te sirvió ese background a la hora de enfrentarte a la producción de grandes productos de animación con Disney?
Cuando producía teatro, estuve en contacto durante años con grandes actores, directores… gente muy buena en su campo cuya experiencia creativa me traje conmigo al mundo de la animación. Llegado a ese punto, lo único que tuve que aprender fue el proceso concreto de la producción de animación: en aquella época, de día trabajaba en el proceso de guión y de noche me dedicaba a leer y a documentarme para poder ir entendiendo cómo funcionaba el mundo de la animación. También tuve un gran maestro en Don Hahn, mítico productor de filmes como La Bella y la Bestia o El Rey León… y a día de hoy, continúo aprendiendo. Esto último sobre todo por las constantes innovaciones tecnológicas, que te obligan a ponerte al día continuamente.
- No sabemos si es por casualidad o es algo consciente, pero te has visto envuelto en varios proyectos de Disney que intentaban romper con la clásica imagen asociada a la compañía del «cine de princesas»: El jorobado de Notre Dame, El Planeta del Tesoro…
Creo que se trata de un estereotipo desacertado, y me fascina: la gente piensa en princesas al oír hablar de Disney, pero el hecho es que, por ejemplo, de sus cinco primeras películas, la única que trataba ese tema era Blancanieves. No nos olvidemos de La dama y el vagabundo, El libro de la selva… Personalmente, lo que me interesa es narrar una buena historia que llegue a la gente, que les emocione… y el tema de las princesas es totalmente secundario. Aunque en todo caso me encanta el cine de ese tipo, y de hecho estuve envuelto también en la producción de Enredados y acabó siendo una de las películas a las que más cercano me siento.
- En muchos casos, la figura del productor acaba siendo la más oscura y desconocida para el público general. ¿Cuál es exactamente tu función en una película como, por ejemplo, Big Hero 6?
Sí, se nos suele ver como gente rara y oscura… Pero de hecho mi objetivo es básicamente conseguir que la visión de los directores llegue de la mejor manera posible a la pantalla. En ocasiones les apoyaré, en otras les pincharé para forzarles a que trabajen más duro… Me gusta pensar que, si piensas en los directores como si fueran arquitectos, yo me considero el ingeniero: ellos me proponen cosas, y yo debo ser sincero y decirles si es posible hacerlas. Por lo tanto, debe haber una comunicación constante entre los directores y el productor. Pero mi parte favorita del proceso es la que tiene que ver con el marketing y con algunos procesos secundarios pero muy esenciales, que me convierten en un trabajador de primera línea: viajar presentando la película, contratar a los músicos para la banda sonora, organizar numerosos eventos…
- El diseño del robot protagonista de Big Hero 6, Baymax, parece muy sencillo pero estamos seguros de que precisamente por ello hay un gran proceso conceptual detrás. Sobre todo, teniendo en cuenta la diferencia entre el personaje de los cómics, mucho más agresivo, y el del filme, más suave y amistoso.
La tecnología utilizada en Baymax la extrajimos del mundo real, de unos prototipos de robot médico creados para diseñar máquinas que no pudiesen herir a las personas gracias a una cubierta externa blanda y suave. Hasta que encontramos la tecnología final que nos gustaba para su aspecto físico, no encontramos a Baymax. Efectivamente, en el exterior parece un robot asombrosamente simple, con una superficie lisa y blanca que parece sencilla de animar; pero ha resultado un proceso muy costoso en el que nos hemos roto la cabeza para conseguir los efectos de desinflado, la textura del vinilo… Teníamos un departamento técnico destinado básicamente a todo esto, liderado por Ron Adams, que ha hecho un trabajo impresionante. Y, en efecto, la necesidad de diseñar un personaje esencialmente distinto al de los cómics nos obligó a partir de cero, lo cual no ha sido una desventaja sino una gran virtud.
En efecto, Disney ha sabido aprovechar en muchos aspectos su propiedad sobre el universo Marvel (no hay más que ver los éxitos de taquilla y crítica que ha ido encadenando con sus filmes sobre superhéroes) y la idea de combinar su estudio de animación digital con un producto relativamente oscuro de la Casa de las Ideas se nos aparece como evidente. Habrá que esperar hasta Navidad para ver si Big Hero 6, el resultado de tal mezcolanza continúa en la estela de excelencia de Enredados y Frozen o supone un nuevo paso atrás en la trayectoria de una compañía que en los últimos tiempos goza de una salud casi equiparable a la de la época de La Sirenita, La Bella y la Bestia o El Rey León.