Parece que los mandamientos de la santa madre iglesia para los directores polacos es un referente y una marca en sí, en esta ocasión es la nueva película de Malgorzata Szumowska la que llega a nuestras carteleras.
Amarás al prójimo es un drama sencillo pero directo a la temática que conlleva.
Adam, es un sacerdote católico que ejerce en un pequeño pueblo de Polonia, trabajando y ayudando con jóvenes que tienen problemas de adaptación y conducta. Su carrera dentro de la iglesia se forjó tardía cuando ya tenía 21 años, y la vida ya había hecho mella en él. En esa pequeña comunidad en la que vive, ve de todos, roces, amistades, peleas y abusos que harán que sus bajos instintos salgan a relucir aunque solo sea en la intimidad o eso cree. ¿Será capaz Adam de superar las pruebas que le manda la vida o sucumbirá a la piel?
A veces la manera más sencilla de llegar al espectador es mostrar visualmente las cartas casi desde el principio, pero dejando que lentamente los diálogos vayan dando más sentido a las imágenes y se compaginen a la perfección para enviarnos el mensaje compacto y arrebatador como el que contiene Amarás al prójimo una búsqueda de una identidad oculta y reprimida, la del protagonista, por la sociedad y su entorno más cercano.
El personaje de Adam está gritando a voces, metafóricamente hablando, “Liberarme de esta cruz que yo mismo me he impuesto”, una vocación que no es devoción y que le encierra en un cuerpo de hombre unos anhelos que tuvo años atrás.
Sorprende, que éste tema sea recurrente en muchos directores y en especial polacos, y que el tema de la sexualidad, tanto femenina como masculina, y su debilidad dirían algunos, la traten desde el clero. En cierta forma no creo que estén hablando de un tema tabú, si no de las ocultaciones que hay dentro del clérigo y de su continuidad en el tiempo.
Amarás al prójimo tiene una dirección buena y la cámara ha buscado las miradas que ocultan algo, pero que cuentan mucho, está conseguido con secuencias profundas y directas, y con unos diálogos duros, donde la culpabilidad está siempre muy presente. El enfoque de la cámara, es un tanto turbio, como el tono de la cinta y su contenido.
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