No es la gran película del año, ni pretende serlo. No es tampoco una película con un guión medianamente bien construido, ni pretende serlo. Pero lo que sí que quiere es hacer que el espectador pase un rato agradable, con algunas risas de por medio, y lo consigue.
En Vamos de polis, para ser una cinta en la que participa uno de los hermanos Wayans, en esta ocasión el más joven del clan, no nos encontramos chistes escatológicos cansinos ni nada por el estilo. Este film se encuentra dentro de ese grupo de cintas gamberras estilo Resacón, y cumple perfectamente con su principal objetivo que es el de entretener básicamente. Personalmente, no sé si es de las películas que yo eligiría para gastarme los diez euros de la entrada, pero sí que tiene un público objetivo muy definido: gente joven a la que el Cine le importe más bien poco y que solo quieran reírse con los amigos, es decir, una película palomitera que no por ello tiene que ser infravalorada. Bajo mi punto de vista, es una buena muestra del género al que pertenece, la he disfrutado y por eso tendrá una buena valoración de conjunto.
¿Qué nos cuenta Vamos de polis? Es la historia de dos amigos que han jurado desde su juventud que iban a triunfar en la vida, que iban a cumplir sus sueños. El sueño Ryan habría sido el de convertirse en una estrella del Fútbol Americano, y de hecho, en la época universitaria hizo sus pinitos como quaterback, pero una lesión de rodilla le impidió seguir jugando. El sueño de Jamie es el de llegar a diseñar un videojuego de éxito con el que ganar mucho dinero. Pero la vida no hace más que mostrarles barreras.
Es aquí donde la peli tiene más fuerza, porque nos muestra que por muy mal que vayan las cosas, si tienes a tu lado a alguien que te apoya, uno puede conseguir lo que quiera. Por avatares del destino, una fiesta de disfraces cambiará la vida de ambos: porque irán disfrazados de policías. Y es que, la gente de la calle, al verles se pensarán que son policías de verdad. Ryan y Jamie se verán envueltos en una operación contra unos mafiosos que trafican con armas y drogas, desatando así la parte más cómica del film.
Como decía anteriormente, el guión de Vamos de polis no es brillante ni pretende serlo, pero sí que dentro de tanto contenido absurdo y hasta cierto punto astracanada, el relato contiene elementos importantes como el de la amistad, la lealtad y una pequeña historia de amor algo manida ya en otras películas del estilo. Independientemente de todo, resalto, es una película muy agradable y que disfrutarán especialmente los fanáticos de estas comedias facilonas.
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