La última película dirigida por el cineasta, guionista y productor británico que se ha propuesto conmocionar al mundo del celuloide a través del género de la ciencia ficción.
Christopher Nolan sigue aferrado a la idea, cuya culminación logra de manera majestuosa en Interstellar, de ir más allá de lo que creemos conocer (y no conocemos) y mostrarnos lo que antes nadie se había atrevido a hacer.
Y es que, Nolan, acompañado de nuevo por su hermano Jonathan Nolan a la hora de escribir el guión, ha decidido dejar claro el porqué de su éxito tras 16 años de carrera y nueve películas corroborando que su imaginación y su talento no tienen límites.
Así, con Interstellar nos sumergimos en una historia apocalíptica de un futuro cercano. Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores liderados por el piloto Cooper y la científica Amelia se embarca en la que puede ser la misión más importante de la historia de la humanidad y emprenden un viaje más allá de nuestra galaxia en el que descubrirán si las estrellas pueden albergar el futuro de la raza humana.
En este sentido, nos encontramos ante lo que será una obra maestra del género siendo más que posible que, con el paso de los años, obtenga una madurez narrativa que le permita resistir el paso de los años para así convertirse en un filme de culto del que muchos, al igual que el propio Nolan ha hecho con Interstellar, beban para realizar nuevas cintas del género.
De esta manera, es menester señalar el trabajo de los hermanos Nolan con la historia y el guión de Interstellar. Un relato espacial que parece que en cualquier momento se puede escapar de nuestras manos y dar paso a una patraña de ficción intangible para todos nuestros sentidos, lo que edulcora, aún más si es posible, el trabajo de estos dos hombres que han sido capaces de dar de si todo lo posible esta historia sin que llegue a parecernos presuntuosamente desorientada y perdida.
Además, Interstellar, consigue dar un paso más adelante gracias al gran trabajo de casting. Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Casey Affleck, Michael Caine, Matt Damon o Mackenzie Foy, entre otros, son los responsables de dar vida a esta historia con unas interpretaciones de libro, dignas de esta película y de todos los mundos creados por Nolan, orquestados por un hombre venido a más que al parecer no quiere dejar de seguir sorprendiéndonos, y que nos muestra que el trabajo y la perseverancia dan sus frutos, Matthew McConaughey.
Asimismo, y en forma de metáfora, si en una macedonia no puede faltar la fruta, en una gran película no puede faltar el componente principal, esencial y necesario para crear en la disparidad de sus escenas los sentimientos de emotividad, frustración, miedo, regocijo y, como no podía faltar en una producción hollywoodiense, patriotismo —que no nacionalismo, sino la confianza elegante en las posibilidades del ser humano cuando todo es más oscuro–, es decir, la banda sonora compuesta por Hans Zimmer.
En Interstellar nos hallamos ante un filme de grandes calidades, con unos efectos visuales de infarto y un ritmo musical que, en ocasiones, nos hace tener una breve retrospectiva de lo que hiciera Stanley Kubrick en 1968 con 2001: Odisea en el espacio. Todo esto asociado a escenas de verdadero impacto y sentimiento; algo que tan sólo habría sido posible de ocurrir a través de un agujero de gusano.
Lo mejor: Nolan se reafirma como uno de los mejores directores de su generación. También, los momentos de infarto orquestados por Hans Zimmer, los diálogos paternalistas y de desesperación, y Matthew McConaughey.
Lo peor: Lo previsible que es Matt Damon.