¿Cómo sería a día de hoy París si la barbarie nazi hubiera llevado a efecto la destrucción de la ciudad?
La humanidad estaría huérfana, conformándose con exposiciones fotográficas, pinacotecas con cuadros que nos hicieran avergonzarnos de nuestra historia, amputando a las generaciones venideras la posibilidad de pasear por el esplendor de sus calles y sus lugares emblemáticos.
¿Cómo hubieran pasado a la historia los brazos ejecutares y los descendientes de esa destrucción?
Hoy estarían marcados para siempre.
Pues estás preguntas están contestadas en Diplomacia, esta película de corte bélico. Estamos ante una reflexión sobre si las órdenes dadas bajo amenazas a sabiendas que son una locura se anteponen o no a la conciencia. Esta película reflexiona sobre el dilema de lo que está bien o está mal y sobre todo lo que es correcto o no es correcto para la conciencia humana.
Volker Schlöndorff en Diplomacia nos trae un trabajo sobre un determinado acontecimiento de la Segunda Guerra Mundial visto desde otro enfoque, donde se les hace homenaje a personajes que han pasado por la historia con menos protagonismo y no por ello con menos importancia.
Diplomacia es un drama de corte teatral, que cuenta la historia de la última noche de ocupación Nazi en París, donde iban a ser volados con explosivos todos los puntos importantes de la ciudad, La torre Eiffel, el Louvre, los Campos Eliseos etc, etc por parte del General Von Choltitz que por expresa orden del Führer será el encargado de dar la orden para dicha voladura. En la soledad de la habitación de un lujoso hotel de Paris se encuentra el mando de operaciones de dicho General donde se realiza toda la trama de este interesante filme y donde aparece una visita sorpresa por parte de Raoul Nordling, cónsul general de Suecia en París con el objetivo de persuadir al General de que aborte tan descabellada misión.
Un punto de vista divergente que busca un punto focal donde pueda converger. Una reflexión sobre el deber y la honestidad. Sobre la obediencia a pesar de ir contra la moral de la propia persona. Un dilema con razones de peso que hace empatizar con los dos personajes por igual, ambos con su razón.
Un muy buen trabajo, la trama se va desgranando de manera paulatina, hasta saber de primera mano que le lleva al General a tomar esa decisión tan irrazonable.
A pesar de que Diplomacia es una buena película tiene su lado negativo, el guión cae en la monotonía por que redunda siempre en lo mismo, llegando a cansar en algunos tramos del largometraje.
Lo valioso de este trabajo ya no es solo el guión si no como es interpretado por los dos protagonistas que ejecutan un toma y daca interpretativo de primer orden, André Dussollier es uno de los mejores actores del panorama europeo al que no se le puede poner ni un pero en todos los trabajos que interpreta ya que se mete en el papel de manera que se funde con el personaje haciéndolo propio. Y que decir de Niels Arestrup que hace de la palabra y la astucia el arma más valiosa y que desentraña con elegancia un papel que traspasa a la sala de butacas para gozo de los que vayan a verla.
Ficha de Diplomacia
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