En los últimos años son muchos los títulos que hemos visto donde el conflicto del Gaza es plasmado en ficción, con mucha verdad y realidad de fondo eso sí, pero nunca nos habían narrado esta situación desde la voz y mirada de un niño.
Os aseguro que el director Hernán Zin ha hecho una gran elección en querer plasmar en Nacido en Gaza este conflicto desde la versión de un niño, que para nada quiere decir infantil, la madurez que contienen sus declaraciones son simplemente apabullantes.
Nacido en Gaza son las declaraciones de diez niños que han sobrevivido al ataque israelí contra la franja de Gaza entre julio y agosto de 2014. Cada uno tiene una pérdida diferente y nos la muestra a cara y corazón descubierto su dolor y como es su día a día. Todos luchan por sobrevivir en una ciudad destruida año tras año, siendo la voz de un pueblo que en esta última ofensiva perdió 507 niños y más de 3.000 heridos.
Personalmente me pasé todo el metraje con un escalofrío en el cuerpo, la película es tremendamente conmovedora por la cruda realidad que abarca, pero siempre sin rozar la lágrima fácil, algo que incluso impacta más, pues te sobrecoge de una manera tan increíble, las declaraciones, las imágenes y la música insertada magistralmente en el montaje, que impacta emocionalmente.
Un documental que se rige por la sobriedad en imágenes y frialdad de acontecimientos reales vividos en ese mismo momento, incluso con un detallado y minucioso reflejo de las cifras que se vierten en Gaza sobre su población y todo lo vivido en los últimos años, todo lo perdido y sufrido, ya que no pueden contar que hayan ganado nada.
Desde el minuto uno con el comienzo, maravilloso por cierto, por la combinación de imágenes y música, te hace saber que lo que más adelante vas a ver no es placentero, si no angustioso, esas imágenes del agua te arrastran hacia un abismo real, que se me antoja necesario de contar y que así lo entendió Hernán Zin y así lo ha llevado a cabo en Nacido en Gaza.
Incluso con la dureza que hay de fondo, Hernán Zin ha logrado poner un ápice de luz y de salida al conflicto con el montaje final con esos niños y los títulos de crédito, todo aderezado por la música de Carlos Martín que te envuelve en un clima de sobriedad y de melancolía que el film requiere.
Nacido en Gaza cuenta con una fotografía exquisita la que ha realizado también el director de Nacido en Gaza, con esas imágenes pausadas que invitan a la reflexión de lo escuchado anteriormente o lo narrado en ese momento que requiere tu atención, todo tratado en un tono directo para que las declaraciones de los niños lleguen y tengan su calado. Esas declaraciones son profundas, se notan sinceras y poseen un desgarro vital por lo perdido y por lo que puede venir.
Un buen montaje, pues ni las imágenes se han comido terreno a las declaraciones, ni viceversa, y la música ha sido encajada a la perfección para no sobresalir sobre el guión, pero si enfatizando los momentos necesarios.