Llegan las Navidades, y con ellas las vacaciones escolares. Es el momento de encontrar actividades para los más pequeños de la casa, y una de las más socorridas siempre es el Cine.
Crítica de Stand by me Doraemon.
Este año parece que vuelven los estrenos dirigidos a este público, porque en tiempos pasados recientes ha habido pocas opciones, lo cual añade cierta desesperación a los padres deseosos de encontrar algo adecuado para que vean sus hijos.
Como digo, estas próximas Navidades, que prácticamente están ya aquí, los más jóvenes de la casa estarán de enhorabuena, porque no solamente está Mortadelo y Filemón, los Pinguinos de Madagascar o la nueva de Noche en el Museo, pues estas vacaciones, un tierno personaje vuelve para celebrar sus más de veinte años de existencia.
Un gato de color azul y blanco, de mirada dulce y enorme sonrisa, que tiene un bolsillo mágico en el que hay un montón de cosas chulas. Sí, vuelve Doraemon en Stand by me Doraemon, una estupenda película que homenajea la serie de tv que ya conocemos todos, presentándonos de nuevo a los personajes que adoraron varias generaciones: Nobita, ese niño torpe y perezoso al que todo le sale mal; Gigante, el abusón del cole pero que en ocasiones muestra su enorme corazón; Shizuka, la niña ejemplar, buena estudiante que es el amor platónico de Nobita y Suneo, el amigo de Gigante, ese niño rico que no cesa en recordarles a los demás su posición privilegiada, pero que también tiene buenos sentimientos.
En Stand by me Doraemon Nobita recibe la visita de un joven que dice venir del Siglo XXII y que es su tataranieto. Este chico asegura a Nobita que de seguir así, su vida será un completo desastre, causando la desgracia a las futuras generaciones de su familia. Nobita entonces se siente perdido porque no sabe cómo ponerle remedio a esa situación. Para ayudarle, su tataranieto trae consigo a alguien muy especial: Doraemon, un robot con forma de gato que tiene la misión, complicada y cómica, de conseguir que Nobita enderece su vida para garantizarse un buen futuro.
Stand by me Doraemon aprovecha la nueva tecnología 3DCGI, un sistema que es muy parecido al 3D tradicional y el cual hace innecesario el uso de las gafas que todos conocemos. La sensación de inmersión en el film es casi total, además de que los dibujos están prácticamente calcados de los originales del manga y de la serie de tv, solo que trasladados al formato digital, logrando una de las películas más bonitas destinadas al público infantil.
Un gran producto que se estrena esta semana y que para los más pequeños está fenomenal. Aunque, también para los adultos, pues es una cinta repleta de ternura y que te deja con sensaciones muy agradables.
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