Una entrega más cercana al Señor de los Anillos que sus predecesoras.La historia de esta última entrega comienza desde el precipitado final de La Desolación de Smaug.
En El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos el dragón se dispone a atacar, y esta introducción resulta de lo más épica. Unos planos muy bien elegidos y una acción bien narrada dan inicio a la película. El dragón muestra su temible poder acompañado de una gran fotografía a la que saca mucho juego en su particular batalla. El dragón se centra en su lucha contra los hombres, y queda reflejada en la misma fotografía, en la que se le contrapone a él en un primer plano contra los hombres. El dragón fuerte e imperioso contra una sociedad devastada.
Según avanza la cinta, se transforma en una lucha frente a la montaña. Resulta muy bien ilustrada la batalla, e incluso, en ocasiones, más fácil de ver y entender que en algunas cintas de El Señor de los Anillos. El final es algo precipitado en esta épica contienda, en la que quizás no toda la batalla se solucione de forma demasiado visible.
La cinta no está carente de fallos pero son más remarcables sus aciertos. Sin centrarse en las licencias respecto a la obra, lo cierto es que cabe alagar la decisión de Peter Jackson de realizar en El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos una obra más comedida en su duración. Resulta breve, ligera y deja con ganas de algo más. No se alarga en exceso en puntos con conversaciones sin transcendencia y resulta elogiable también la forma con la que aborda temas muy profundos. A la hora de introducir frases grandilocuentes, lo cierto es que estas no lo parecen y resultan coherentes y acertadas. El guion es ligero y bastante ameno. Tan solo resulta divertido en un par de ocasiones, que son en realidad aquellas en las que lo pretende.
Martin Freeman, quien interpreta a Bilbo Baggins y Richard Armitage, que se pone en la piel de Thorin, hacen un trabajo espectacular. El segundo tiene en El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos una tarea más complicada y, en ocasiones, su cambio de personalidad puede resultar brusco, pero lo cierto es que, al verlo en perspectiva, resulta bastante justificado. Martin Freeman aporta el lado más cálido y son de lo más naturales sus reacciones. Es elogiable la participación de todos los actores en las escenas en las que no son protagonistas, ya que no se limitan a estar, sino que continúan con su interpretación.
«Que cojan nuestro oro, vale, pero por favor, que no se olviden de los libros».
La fotografía es muy hermosa. Muy similar a la vista en la trilogía del anillo o las dos entregas anteriores a esta, aunque en esta entrega hay varios planos en los que se logra una particular belleza. Los exteriores se aprovechan para dotar de cierta calidez a toda la cinta. Se usa de forma magistral el fondo y el segundo término para que la cinta tenga más profundidad. El 3D funciona en El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos de forma magistral para sumergir en la cinta. No es espectacular, pero tampoco marea. Se le podría haber sacado mayor partido en las escenas de batalla, aunque quizás habría cansado al final. La tercera dimensión sirve para introducir más el ambiente de la Tierra Media.
Los efectos especiales resultan espectaculares en esta entrega. La frontera entre la realidad y la ficción es difícil de definir menos porque en esta entrega parecen haber crecido los pies de los hobbits, aunque lo más seguro es que sea propia paranoia del escritor.
Las transiciones entre las distintas partes son magistrales. El uso del entorno es clave en este aspecto y es que se usan en muchas ocasiones referencias a la naturaleza como eje sobre el que pivotar para cambiar el centro sobre el que se fija la narración. Estos cambios son suaves y muy llevaderos. La cámara acostumbra entonces a volar e introduce como norma planos muy hermosos.
La última reflexión la introduciría una frase de la propia cinta. En un momento, al huir de la ciudad, dice un personaje: “dejad los libros; llevaos el oro”. Esta cita se puede vincular cada vez más con la obra de Tolkien. Aunque esta La batalla de los cinco ejércitos, la última entrega de la saga de El Hobbit, resulte muy fresca, lo cierto es que las licencias tomadas por Jackson a lo largo de las tres películas pueden resultar algo excesivas. Hace no demasiado comentó que sería posible volver a la Tierra Media, aunque ahora es un tema de derechos ante el que se deberán enfrentar. Lo que se les podría pedir es que adapten las obras de forma más fidedigna, es decir, que cojan nuestro oro, vale, pero por favor, que no se olviden de los libros.
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