El director Tim Burton vuelve a trabajar con los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski, de nuevo en otro biopic ahora en el de la pintora Margaret Keane. Anteriormente habían trabajado juntos en Ed Wood.
Big Eyes ha sido nominada a tres Globos de Oro: Mejor Actor en Comedia o Musical (Christoph Waltz), Mejor Actriz en Comedia o Musical (Amy Adams) y Mejor Canción Original (Big Eyes, de Lana del Rey)
Margaret tiene un don para pintar, pues todo lo que siente lo trasfiere a los ojos de los niños que pinta, y la característica principal es que los ojos de esos niños son muy grandes y poseen una gran profundidad donde plasma sus sentimientos. Lo que en principio puede ser una alegría, por ser reconocidos sus cuadros como una obra de arte, se puede volver en su contra, pues la firma de esos trabajos no es la suya si no la de su segundo marido con quien creyó encontrar el amor y finalmente fundó un negocio.
Aunque por momentos el guión de Big Eyes intenta penetrar en el mundo de ensoñación, que tan bien sabe llevar Burton, no lo consigue del todo y eso hace que falle considerablemente visualmente y en muchos más aspectos, pues la historia se me antoja plana y sin demasiados matices relevantes llevados bien a escena.
Big Eyes no solo es un biopic sobre la figura de la artista Margaret Keane, a su vez actúa de brazo ejecutor crítico sobre la sociedad en sí y su fanatismo debido a las modas, la influencia de los periodistas y el manejo de las masas, y mostrar como una sociedad machista puede en cierta forma arrinconar a un artista por su sexo.
Y en esto, en plasmar toda una crítica a ciertos aspectos de la vida en esa época lo enfoca bien, lo malo es su desarrollo en la cinta, por momentos me dio la sensación de estar metida completamente en una película de Walt Disney por su tono y su colorido así me lo hacía sentir.
Big Eyes no está impresa en sí con mal ritmo, pero los hechos se agolpan de tal manera que ninguna te sobresalta para impresionarte, para impactarte o engancharte en exceso. Quizás un poco más de mundo surrealista a la cinta de la mano de Tim Burton no le habría ido del todo mal, para darle un toque más desenfadado y alocado a una película llevada en un formato narrativo encorsetado y sin demasiado gancho.
Todo esto hace que las actuaciones en Big Eyes tampoco se realcen demasiado, estando por momentos contenidas, y cuando se salen del tono lineal que llevan incluso chirrían un poco, no empacando en exceso al mundo que Tim Burton nos tiene acostumbrados, al menos en las películas suyas que son realmente efectivas.