El comienzo de año viene cargados de estrenos que tienen por objeto entretener, pero además muchas de las películas son las que próximamente se encontrarán expuestas a distintos premios y tienen por delante una gran carrera.
El jugador, un remake, en esta ocasión dirigido por Rupert Wyatt, no sé si estará en los duelos de los premios pero sí os aseguro que cumple las expectativas en cuanto a entretenimiento, guión e interpretaciones.
Jim Bennett (Mark Wahlberg) es un profesor de literatura de universidad que intenta inculcar valores a sus alumnos, esos que hacen que el reto de la vida sea el de la superación y ser el mejor, ahora eso sí, Jim no se los aplica en su vida real, teniendo un problema de ludopatía que le lleva a vivir al límite en todo momento, por sus deudas y por su desenfreno. Las deudas le pueden y para superarlas recurrirá a la familia, a los bajos fondos de las apuestas y los prestamistas y al juego por el juego hasta sobrevivir.
Lo mejor de El Jugador, sin dudarlo, es su música y la forma de girar con cada canción a escenarios diferentes y registros distintos, el cambio de ambiente viene marcado de antemano por músicas y melodías que reflejan lo que vendrá a continuación, saben sacarte de contexto y a la vez sumergirte en el nuevo, y es algo de agradecer; un toque de originalidad que dota a la película de una aportación añadida a la trama.
Cuán diferentes son ambas películas, la de 1974 y la presente, en la primera el personaje buscar la probabilidad en la vida y el riesgo, pero aquí en El Jugador de 2014, el protagonista se lanza al abismo a tumba abierta, el desenfreno es la adrenalina que le da la vida y se la quita al mismo tiempo. ¿Miedo? quién digo miedo, desde luego él no sabe lo que es eso ni lo conoce, hasta un momento dado, giro inesperado, que no existe en la original, cuyo giro pudiera ser el desdén de los demás hacia él pero poco más.
El jugador tiene varios ganchos hacia el espectador, el guión bien hilado, la música que es un componente que no se puede dejar de lado según está montada, y la actuación de Mark Wahlberg que tiene un reto y un feeling con la cámara impresionante, es absorbente y tan dinámico que te envuelve en su atmosfera viciosa de su juego extremo al reto de la vida y de quienes le rodean.
El jugador tiene grandes escenas, pero me quedo con aquellos en la que el protagonista, bajo en el encanto de Mark Wahlberg, nos da esos discursos en su papel de profesor desgranando la vida, los retos y las ambiciones, y ahí es donde se refleja el mismo y sus inquietudes aunque finalmente no sabe cómo llevarlas a cabo. Ahí en esa parte el guión esconde muchas metáforas que se comprenderán a lo largo del metraje.
Mark Wahlberg sorprende en su papel, con mirada lineal y casi girando en el abismo del autismo interior que posee el personaje, pero que penetra en su papel con gran maestría, pero además hay que recalcar algún que otro papel y no es otro que el de John Goodman que no deja indiferente a nadie con sus actuaciones y aquí también posee un papel importante en el desarrollo de la cinta.
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