La película es la historia de un grupo de hombres que dieron sus vidas, como muchos otros, para que hoy pudiésemos disfrutar de unas cuantas libertades.
¿Qué distingue una película bélica de un drama humano? No hago esta pregunta por pasar el rato, sino porque desde hace mucho tiempo, siempre que veo lo que por ahí denominan cintas bélicas, me encuentro con profundos dramas humanos y sociales que, en el trasfondo, encontramos el escenario de un conflicto armado.
Por ejemplo ¿Es En Tierra Hostil una película bélica? Algunos la califican como tal y la incluyen en ese género, quedándose ellos tan anchos y tranquilos. Para mí, en Tierra Hostil es un film que habla de algo más que de unos tipos que desactivan bombas, más bien habla sobre un hombre que es un adicto a la adrenalina y a la guerra, un hombre que es incapaz de poder vivir con su familia y amigos, alguien que solo se siente bien en el campo de batalla, con la constante sensación de que en cualquier momento puede volar por los aires. ¿Banderas de nuestros Padres es bélica? ¿Cartas desde Iwo Jima es bélica? Creo que siempre nos quedamos en la superficie, incapaces ahondar en nada más, nos quedamos embelesados por unas cuantas explosiones y disparos, ciegos ante lo que realmente nos están contando. Y es que, Corazones de Acero, es uno de estos films que no se puede llamar estrictamente bélico, porque nos quiere contar algo más que el hecho de unos cuantos soldados luchando contra la escoria nazi.
Corazones de Acero es la historia de un grupo de hombres que dieron sus vidas, como muchos otros, para que hoy pudiésemos disfrutar de unas cuantas libertades. No se basa necesariamente en personajes o hechos reales, pero el relato esconde una verdad histórica que ya hemos visto en numerosas producciones.
Como reza un dicho, las comparaciones son odiosas, y desgraciadamente esta cinta será objeto de las mismas, comparándosela con las obras maestras de Spielberg tanto para cine como para tv. Sinceramente, Corazones de Acero no pretende emular la obra del director de ET, sino todo lo contrario, labrarse su lugar propio, y creo que lo ha conseguido sin duda. Más allá de las estupendas escenas de guerra entre tanques, los tiroteos en pueblos y el acoso constante de los bombarderos alemanes, esta cinta nos cuenta una historia de lealtad, de compañerismo, de supervivencia. Un grupo de hombres encabezados por Chacal (Brad Pitt) que luchan desde el interior del tanque Fury contra el enemigo, unos soldados que llevan tres años fuera de su hogar, sumidos en un horror indescriptible y que sufren terribles daños psicológicos, espirituales y morales.
La Guerra está dando sus últimos coletazos, y como dice Chacal en Corazones de Acero: “Para que acabe, aun tiene que morir mucha más gente”. El pelotón del tanque Fury se aproxima, poco a poco a Berlín junto con los Aliados, y ahora reciben una nueva misión para ayudar a los ejércitos a que lleguen a la capital del Reich: limpiar las carreteras y bosques de los antitanques y últimos reductos nazis que vayan quedando.
Es entonces cuando el pelotón de Chacal, Biblia (Shia Labeouf, quizás el mejor papel que tenga en su trayectoria, Rata y Gordo(Michael Peña) recibe a un nuevo miembro, un joven casi recién licenciado en el ejército, llamado Norman (interpretado por Logan Lerman, un chico que cuando tiene un buen director parece un buen actor). Norman representa la inocencia que los demás han perdido hace mucho, un chico que se ha entrenado para ser administrativo y que no ha empuñado un arma ni ha matado a nadie. Como bien le advierte Biblia: “Espero que estés preparado para ver lo que el Hombre es capaz de hacer”, unas palabras que preludian un horror con el que Norman no creería nunca que se encontraría, ese horror que ha destruido espiritualmente a sus compañeros, aunque el veterano Chacal aun guarda en su interior unos pocos principios.
Es la Guerra, y en ella no caben los principios de ningún tipo, solo el que si no matas, te matan. Norman deberá entender esto si es que quiere sobrevivir.
Las dos horas de metraje de Corazones de Acero se pasan en un suspiro y supone un gran ejercicio de dirección. El director David Ayer demuestra aquí que tiene mucho que contar y sobretodo es una película que los amantes del Cine la disfrutarán, porque no solo hay batallas, hay algo más.
Cine CORAZONES DE ACERO
También por la suma de esfuerzos profesionales, que hacen de la proyección un ejemplo de talento y esfuerzo por hacer presente, el pasado en formato cinematográfico y lo consiguen con acierto y esmero.