Llevamos un año particularmente malo con el género de la Ciencia Ficción. Hasta ahora, solo Interstellar se salva de la quema.
Y hoy, al ver lo que el director Gabe Ibáñez ha querido hacer en Autómata, tengo la sensación de que sus intenciones eran buenas, pero el resultado final se queda desgraciadamente en un refrito de otras películas e historias que ya conocemos, dejando la amarga sensación en el espectador de que hay poca imaginación y poco talento para contar historias de este tipo.
No es la primera vez ni será la última que lo diga, y nunca me cansaré de repetirlo. Soy consciente de que hacer Cine es muy difícil en cualquier vertiente, y en especial la Ciencia Ficción. Ya no es cuestión de que una persona se documente para poder construir un relato, es que para lograr que este sea coherente al menos, hacen falta buenos personajes. Aquí sí que tengo que elogiar la labor de Antonio Banderas, porque sí que es cierto que se nota un esfuerzo por su parte a nivel interpretativo y sí que logra que empaticemos con él; al igual que en el apartado técnico, se nota que hay un gran trabajo detrás del film y de echo, las nominaciones a los Goya en los medios son merecidas, especialmente la fotografía.
Desconozco el presupuesto que tendrá detrás Autómata, pero la inversión no se rentabiliza en lo que a escritura de guión se refiere. Un guión hecho de trozos de otras cosas y con pretensiones de trascender. ¿Por qué no nos quedamos en la simplicidad, en la concisión, la brevedad?
Autómata arranca en un futuro postapocalíptico del año 2044, cuando la Tierra ha sido bombardeada por numerosas tormentas solares, destruyendo nuestra estructura tecnológica y diezmando los recursos, haciendo que el 99.5% de la población haya sido exterminada. Solo quedan 21 millones de personas. En este tiempo nace una empresa, ROC, dedicada a la fabricación de Autómatas, robots que nos ayudan en nuestras tareas cotidianas y que casi pueden ser sustitutos nuestros. Estos robots tienen instalados en sus “cerebros” dos protocolos de seguridad básicos que garantizan la Seguridad de los humanos: Por un lado, un Autómata no puede dañar a un ser humano y debe proteger la vida de la persona. Y por otro lado, un Autómata no puede autorrepararse así mismo.
Como se puede apreciar, esto es una versión abreviada de las Leyes de la Robótica de Isaac Asimov, pero es que las similitudes con los escritos del padre de la Ciencia Ficción moderna no se quedan ahí; la estética de los Autómatas recuerda mucho a la de los que vimos en Yo, Robot, y el personaje interpretado durante cinco minutos en el film por Melanie Griffith, recuerda mucho al de la psicóloga robótica Susan Calvin, creación también de Asimov.
La atmósfera en la que transcurre todo es una mezcla de la estética punk de Blade Runner con District 9 y Elysium (Antonio Banderas aparece totalmente calvo como Matt Damon en Elysium y Chris Waltz en la nefasta Zero Theorem), los personajes ataviados con impermeables transparentes (recuerdo mucho a Rick Deckard persiguiendo bajo las calles lluviosas a Madame Zora) y desde luego una historia que ya hemos visto cientos y cientos de veces: ¿Qué pasa si un robot toma conciencia de sí mismo? Pues por ejemplo nos hemos hecho una idea con Skynet y sus Terminators. En Blade Runner veíamos cómo Roy Batti pregunta a su Creador cuanto tiempo va a vivir. Son solo dos muestras, seguramente haya muchas más.
Autómata podría haber sido una película de acción normal y corriente, haber creado una intriga alrededor del motivo por el que hay unos pocos Autómatas que han sido capaces de modificar sus protocolos y haber tomado conciencia de sí mismos, pero al final nos quedamos con una especie de idea superficial referente a la teoría de la Evolución.
Así que, los Robots también evolucionan por sí mismos como el ser humano. Bajo mi punto de vista, y no soy científico que conste, me parece un argumento absurdo y además pobre intelectualmente hablando. Me parece muy bien que el Cine español se expanda a otros géneros y además que destine dinero para ello, pero nos estamos olvidando de algo elemental: el Guión.
Esta película demuestra que siendo un pretencioso lo único que se pueden lograr son absolutos desastres.
Creo que hace falta explicar algo más que decir simplemente que es absurdo. Por ejemplo, no creo que sea tan descabellado que dado que la vida es una propiedad que ha surgido de forma sorprendente para la que todavía no existe una explicación clara, trasladar esta incógnita a la emergencia de la consciencia me parece acertado.
No obstante, coincido en que el resultado es pobre, lo que pasa es que con la intención me basta. Algo es algo, tratándose de una película de origen español..