Hemos disfrutado de lo lindo con esta enorme película que aún siendo de temática totalmente distinta nos recuerda a la inolvidable La Chaqueta metálica.
Jamás pensé que la batería pudiera dar tanto juego, que un instrumento de apariencia tosca, que suponemos de aprendizaje algo más sencillo que otros como el Piano o el Violín, nos pudiera seducir de semejante manera, pudiera expresar tanto en la gran pantalla.
Quizás el mérito está en la impresionante labor del director Damien Chazelle imprimiendo a Whiplash un ritmo narrativo endiablado, que unido a las magníficas interpretaciones principales, sobretodo la de J.K. Simmons (Oscar para este hombre por favor), convierten a Whiplash en una obra con mayúsculas, un thriller bélico donde cambiamos los fusiles y las balas por los instrumentos y las baquetas, con el Jazz como banda sonora.
El objetivo principal en la vida de Andrew Neiman (Miles Teller), un joven pero tremendamente ambicioso batería de jazz, es conseguir el éxito en el elitista Conservatorio de Música de Estados Unidos en el que estudia, se supone que el mejor del mundo. Andrew alberga en su interior sueños de grandeza, de convertirse en el número uno.
Entonces conoce a un profesor que cambiará su vida para siempre, Terence Fletcher (J.K. Simmons), conocido por su enorme talento y sus algo más que rigurosos métodos de enseñanza. Fletcher dirige el mejor conjunto de jazz de todo el Conservatorio. Cuando Fletcher selecciona a Andrew para formar parte de este conjunto musical que dirige, el joven se adentrará en un viaje sin retorno, una huida al infierno con un objetivo ser el mejor de la historia ¿Lo logrará?.
¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar por ser el número uno?
Esa es la pregunta que nos hacemos tras recuperarnos del agotador viaje al infierno de esta pareja de actores, tras ser testigos mudos de un duelo al sol fiel reflejo de la sociedad actual.
Whiplash es una película difícil de olvidar tanto por lo que ofrece (Que es muchísimo), como por el precio que pagamos por asistir a esta agotadora demostración de lo que la manipulación emocional puede hacer con una persona, por someternos sin piedad a la duda de si el viaje merece la pena, de si para cumplir nuestro sueño de ser el número uno sacrificaríamos nuestra propia vida.
Al igual que el sargento Hartman en La Chaqueta metálica Fletcher no duda un segundo en utilizar sus durísimos métodos de enseñanza convencido de que son los mejores, de que con su sistema el éxito está asegurado, anteponiendo sus ideas a la propia vida humana.
«Solo sois una panda de mierdas inútiles pasadas por agua. Como soy tan duro, se que no os voy a gustar; pero cuanto peor os caiga más aprenderéis. Soy muy duro si, pero soy justo y no desprecio a nadie porque sea negro, judío, latino o chicano. Aquí todos sois igual de insignificantes».
Lo Mejor: Imprescindible.
Lo peor: Que no le den a J.K. Simmons más papeles como este.
¡Qué peliculón! Óscar para Simmons y, por qué no, para la peli también.
Ya sabía yo que te iba a encantar. Una enorme película
Además esta es la última crítica de mi firma y sello, me encantó