Los Wachowski y su viaje a la Luna
Una niña, Júpiter, criada por su madre tras la temprana muerte de su padre vive siempre obsesionada con conseguir lo que el dinero puede conseguir. Cuando la protagonista va a una clínica en donde la deben sedar, la atan e intentan secuestrar unas criaturas al más puro estilo Paul (de 2011). Entonces aparecerá un extraño soldado que busca protegerla en una historia que le es difícil de comprender a la joven Júpiter.
El destino de Júpiter no es una película compleja, pero se explica a trompicones. En ocasiones se debe a que quiere mantener oculto parte del misterio, pero lo cierto es que resulta algo torpe, igual que los motivos que guían a la protagonista. En muchas ocasiones se exceden en querer llegar al último instante para crear mayor expectación. Esto no hace sino restarle solidez a una aventura que no pretende en ningún momento parecer creíble.
La excusa narrativa resulta muy interesante, pero podría haber sido más compleja. Por supuesto no sería justo comparar a El destino de Júpiter con Matrix ni similares. Se trata de una original teoría que podría explicar varios puntos factibles, pero con más huecos (que no se pueden revelar sin destrozar el film) que grandezas. En muchas ocasiones tiene guiños muy originales y poco sutiles que son con los que buscan las sonrisas.
Uno de los principales problemas de la película es en realidad parte del reclamo de la cinta. El destino de Júpiter no presenta muchas complicaciones y puede satisfacer a la perfección a un público que pretenda entretenerse. Cerca de la mitad de la película la llenan las batallas, las peleas, los disparos, las persecuciones y un etcétera que completa en este sentido la enumeración. Ya no es solo que resulte excesivo en muchos momentos, sino que también puede agobiar o incluso aburrir. En muchas ocasiones también frustra que no se sabe por qué sucede la pelea, nos sumergimos en ella durante cerca de cinco minutos y hasta que no termina no nos explican el motivo.
Los Hermanos Wachowski realizan en El destino de Júpiter un trabajo que funciona sin ser muy original. Se centran más en lucirse en el plano visual que en todo lo relativo al guion. La historia queda limitada y pese a la grandeza del territorio que podría explicar, lo cierto es que no le sacan tanto juego como podrían. En ocasiones muestran mundos que resultan de lo más interesantes, pero niegan cualquier oportunidad de entrar en ellos.
Aunque el universo de los Wachowski podría funcionar, parece ser en realidad sus personajes y lo que les sucede lo que es menos satisfactorio. Júpiter, interpretada por Mila Kunis, se queda en un personaje plano y que evoluciona a trompicones. Aunque no cae mal, tampoco hace ostentación de un carácter que la haga más atractiva. Channing Tatum debe ser su protector. Su papel según el momento es de una u otra forma. Aunque lo intentan justificar, lo cierto es que resulta difícil de predecir cómo actuaría e incluso saber cómo es en realidad. Cumple su función, y la relación de su personaje con Júpiter comienza de forma algo injustificada. Eddie Redmayne (nominado al Oscar por La teoría del todo este año) hace una buena interpretación.
El problema de El destino de Júpiter es la falta de complejidad del villano que podría ser más realista, pero en lugar de eso parece que se decidieron por un malo malísimo y punto. La última nota la pone Sean Bean, que según aparece cualquiera que lo recuerde por otro papel ya se dispone a esperar que lo maten rápido.
A esta cinta se le pueden sacar muchos defectos, pero estás se rebajan si se tiene en cuenta el público al que va dirigida esta película. El destino de Júpiter no es una película compleja en la que haya que pensar en exceso. Aquellos que busquen efectos especiales, tiros y más notas en esa línea, encontrarán aquí una película con la que entretenerse, pero que será difícil que les encante.