Los Hermanos Wachowski, Andy y Lana (ahora, antes era Larry), han regresado a la pantalla grande y por todo lo alto tras la intensa Cloud Atlas.
Este viernes se ha estrenado El Destino de Júpiter una de las películas más importantes del mes, ya no solo por su gran presupuesto que es de carácter casi astronómico, sino por quienes son los creadores. El destino de Júpiter es una aventura impresionante; ha superado sin duda todas mis expectativas que, he de admitir, no eran muy halagüeñas, dejando en mí una sensación muy agradable de haberlo pasado muy bien y sobretodo, queriendo recomendarla a todos los lectores. No voy a decir que es el único estreno de la semana, pero sin duda es una opción que merece mucho la pena tener en cuenta, ya que es una película que la pueden disfrutar ampliamente todos los públicos.
¿Qué nos cuenta el Destino de Júpiter?
Pues la idea en sí misma es muy sencilla y simple, en el mejor sentido que puedan tener estos términos. Me ha gustado mucho el guión precisamente por esto, porque por fin y tras mucho tiempo me encuentro con alguien que dirige una obra de ciencia ficción alejándose de las pretenciosidades y de los planteamientos pseudocientíficos absurdos, que han abundado unos cuantos este año.
Es la historia de una chica llamada Júpiter (Myla Kunis), la cual lleva una existencia muy normal. Es una joven de clase baja, es empleada del hogar y ha crecido en el seno de una familia que no tiene recursos económicos boyantes pero en la que nunca le ha faltado amor ni cariño. Un día, la vida de Júpiter cambia radicalmente, cuando unos seres extraños intentan matarla. Su salvador es Weiss (Channing Tatum) un alienígena que es además quien le revela a Júpiter que no es una simple humana: ella pertenece a un linaje real, los Abraxas, una familia cuya fortuna se ha obtenido de una manera repugnante: mediante el genocidio de los habitantes del planeta Tierra. En el seno de dicha familia, hay una lucha por hacerse con el poder; tres hermanos, Tittus, Gelika y Valeen (un magnífico Eddie Redmayne que demuestra una vez más lo gran actor que es), se disputan el “trono”, que es ni más ni menos que controlar nuestro Planeta, y solo tienen un obstáculo en su camino: Júpiter.
No revelaré nada más del argumento de El Destino de Júpiter porque es mejor que los lectores descubran por sí mismos el relato, en el que versan temas como las relaciones familiares, la amistad, la lealtad y la codicia. Esta es una de esas películas que no pretenden ser una gran obra ni tampoco lo necesita, pues con que nos divirtamos ya es más que suficiente.
El Destino de Júpiter es un buen espectáculo y solo me queda desearos que la disfrutéis.