Frances Ha es una comedia dramática sobre el recorrido hacia la madurez y las responsabilidades
¿Cual es el momento exacto en el que nos hacemos oficialmente adultos? Las estadísticas, baremos y estudios psicológicos son incapaces de dictaminar un inicio exacto de nuestro periodo de madurez. Esto conlleva casos como el de Frances Ha (Greta Gerwig), una joven de 27 años que aún sigue jugando a “las peleas” y albergando esperanzas, sueños y alegría con la ingenuidad propia de un niño. Nadie le dijo a Frances cuándo tenía que tener un trabajo serio o que buscar un marido exitoso y responsable que además incluso le ame. No hay un rito tribal que indique nuestro paso definitivo a la madurez, por lo que vivimos improvisando y autorregulando nuestras responsabilidades y deseos como si de grifos de agua fría y caliente en la ducha se tratasen.
Frances Ha se confirma como una película dulce y ensoñadora, que marca ese claro contraste entre el blanco y negro de sus fotogramas y el colorido mundo interior de su protagonista, quien nunca pierde las ganas de vivir y seguir adelante. Ninguna alarma de despertador le avisó, por lo que ve como su mejor amiga empieza una nueva vida y se incorpora a esa “élite” adulta. En su entorno todo parece mediocre pero ella permanece siendo esa nota de cromatismo imperturbable ante las penurias.
Notable trabajo de su director Noah Baumbach y de la propia protagonista, Greta Gerwig, que juntos escriben el guión de una historia descorazonadora con mucho corazón. El tratamiento de las imágenes y banda sonora (muy Woody Allen) acompañan en esa tierna narración de cuentacuentos sobre la Caperucita moderna que no se dejó asustar por ningún lobo y ni siquiera necesitó la ayuda del leñador para sobrevivir con su imborrable sonrisa dibujada con rotulador permanente en el rostro.
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