viernes , febrero 7 2025

La Fiesta de despedida. Un canto a la amistad, a la dignidad en la vida y sobre todo en la muerte

Viene avalada por los premios obtenidos el pasado año en el Festival de Venecia y en la Seminci con la Espiga de Oro a Mejor película.

La fiesta de despedida es una película germano-israelí dirigida por Sharon Maymon y Tal Granit siendo una apuesta arriesgada por todo lo que aborda, sobre todo el enfoque sobre la eutanasia. Un film rodado con gran delicadeza que tiene el mérito de utilizar la comedia y el drama para temas tan profundos.

Crítica de La Fiesta de despedida

Yehezkel tiene 75 años y vive junto con su mujer en una residencia de ancianos, ella ha sido diagnosticada de demencia, aunque de momento parece que la enfermedad está frenada. Max su mejor amigo, está en estado terminal y desea acabar con sus días, para él eso no es vida y su mujer le pide ayuda a Yehezkel, que al principio se niega, pero después decide cumplir la voluntad de la amistad y por sus conocimientos de ingeniero construye una máquina de auto eutanasia. Al final no lo hará el solo, dos personas más se unirán al grupo, así serán cinco amigos lo que corran el riesgo de cumplir los deseos de Max. Pero para Yehezkel todo será el comienzo de una nueva andadura ahora todo el mundo le pide ayuda, pero ¿qué hará cuando la persona que comparte su vida también lo quiera?

Un canto a la amistad, a la dignidad en la vida y sobre todo en la muerte. Tolerancia y respecto a raudales es una película compleja de llevar por terrenos cómicos pero que funciona a la perfección en las secuencias que adquiere ese matiz; la comicidad en sí rodea todas las situaciones vitales hasta las más dramáticas y aquí lo han aprovechado al máximo para quitar hierro al asunto a la vez que se incide mucho más en la cuestión de fondo, la eutanasia, tabú todavía hoy en día en la mayor parte del mundo.

Esos planos de las residencias de enfermos mirando al abismo, nos dan reflejo de la doble moral de la sociedad, no a una libertad de elección, sí a una esclavitud vital sin ya poder disfrutar de la realidad. Debate implícito en todo momento en el trascurso del metraje.

Diálogos inteligentes y directos al sentimiento pero para nada dotados de frialdad ni de excesiva carga dramática como para hacer empalagosa la película ni pasarnos a la lágrima fácil, todo lo contrario, una obra de reflexión social necesaria abordada desde la más estricta intimidad del ser, pasando por distintas enfermedades pero siempre con el mismo fin, la gran liberación del sufrimiento, partiendo siempre de la necesidad de la dignidad del ser humano en cuanto a la vida y sus etapas.

Una obra coral ardua y redonda en cuanto a narración por todo lo que encierra. No deja indiferente por su forma de enfocar la temática, partiendo de la dureza de lo expuesto, todo se filtra por los personajes: sus miedos y sus metas, los anhelos y las creencias de sus existencias más allá de la realidad palpable.

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Una película recomendable por todo lo que nos cuenta, y como lo hace, por sus actuaciones y por ponernos al espectador ante una gran dosis de realidad y realismo vital necesario de reflexionar también en la gran pantalla.

La cinta viene avalada por los premios obtenidos el pasado año en los festivales de Venecia obteniendo el Premio del Público y en la Seminci la Espiga de Oro (Mejor película) y Mejor Actriz (Rosen & Finkelshtein).

3.7
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