Si justo ya comenzó el Festival de Cannes, nos llega a nuestras carteleras films que pasaron en la edición anterior.
Cautivos de Atom Egoyam estuvo en Sección oficial a concurso de Cannes 2014.
Cassandra desapareció hace ocho años, pero su padre Matthew no pierde la esperanza de que su hija regrese a su casa, la culpa ha hecho mella en él, y no cesa en su búsqueda. Pasados los años y las investigaciones la policía ha encontrado unos pequeños indicios de la todavía existencia de la ahora adolescente Cassandra y no cesarán en el empeño de encontrarla.
Cautivos tiene ese punto maquiavélico y voyeur que tanto puede recordarnos a otras películas de Egoyam, pero bien es verdad que no es algo que resalte en exceso pero si lo necesario para dar su toque. Aquí en cierto modo todo tiende a ser mucho más emocional a la par que evaluar también las apariencias, juicios paralelos de todos los personajes que se van viendo en el vaivén de los años, muchos flashbacks que a veces despistan.
La película muestra muchas formas de estar cautivos, no sólo aquel que ha perdido la libertad, que aquí es el eje principal, también aquel el que vive del recuerdo y del deseo de encontrar a la persona perdida, y se encuentra en un abismo vital y con la culpa a sus espaldas. Otro más de esa cautividad, es el que desarrolla el acto del secuestro, preso de una enfermedad psíquica mental perturbadora que le hace ser esclavo de sus actos y responsable de sus consecuencias.
Y otro cautivo más que enfoca en el film, es el que tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de un hecho o conocer las causas del mismo, sobre todo con el paso de los años. Por lo tanto, Egoyam dibuja una sociedad en sí, que en su totalidad es cautiva de algo, sea de lo que sea, y en la magnitud correspondiente.
De fondo hay una pequeña exposición y denuncia de la vulnerabilidad de los menores ante las redes sociales y la informática, y lo manipulables que pueden llegar a ser a través de una cámara y unas palabras embaucadoras. Ahí se muestra la fragilidad del ser humana frente a lo retorcido que puede ser el contrario.
Y sí, aunque no sea la mejor de las películas de Atom Egoyam tiene un fondo y poso de reflexión no exento de ser alabado aunque le falte un poco de ritmo.