sábado , febrero 8 2025

Corn Island. Una cinta hipnótica con imágenes realmente cautivadoras

3.5

La lucha del hombre con la propia naturaleza y con el ser humano, una lucha interior por sobrevivir incluso con uno mismo.

Parece que tenemos de moda en el cine lo que desprenden de sí las guerras en este caso concreto la de Georgia, pues si hace unas semanas aterrizaba en nuestras carteleras Mandarinas, que tenía dentro de su contexto este tema, ahora llega Corn Island de George Ovashvili y de fondo también está la guerra y sus secuelas, pero aquí hay más temática por lo que el film en cierta forma se desenvuelve con otro carisma diferente y el tono es distinto.

Crítica de Corn Island

La primavera provoca crecidas en el río Enguri sobre las tierras bajas de Kolkheti, estos movimientos hacen que se creen pequeñas islas en el medio del río que se aprovechan para cultivar, pues ese suelo es rico y fértil. En esta ocasión es un anciano de Abjazia y su nieta, los que aprovecharan lo que la naturaleza les brinda para sacar adelante una cosecha de maíz. Pero todo no serán alegrías, pues los soldados georgianos merodean la isla constantemente.

Una cinta totalmente hipnótica donde las imágenes son tan cautivadoras que al final el hecho de falta de diálogos ni se nota, todo se cuenta con esas fantásticas imágenes que recorren a modo casi de documental la vida en un corto periodo de tiempo de una persona y sus vicisitudes ante la vida y la madre naturaleza.

Si bien es verdad que en cuanto a temática podríamos recordar mucho a Mandarinas, y así pasa en ciertos momentos, a mí personalmente me recordó mucho más a My name is salt, documental que mostraba como era la recolecta de la sal y su cultivo. Y aquí en Corn Island vemos crecer lentamente ese maíz que será el sustento más adelante de esa familia, o eso pretende.

Comparativa en el guión de la lucha del hombre con la propia naturaleza y con el ser humano, quien puede castigar más en un momento dado. Aquí en cierto modo ambas cosas van paralelas, es una lucha interior por sobrevivir incluso con uno mismo, con el distanciamiento de la persona más próxima y con la frialdad de la convivencia.

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De telón de fondo la guerra

Esa que parece que ha marcado al protagonista principal, taciturno, metido en sí mismo, receloso de todo lo que viene de fuera, incapaz de mostrar sus sentimientos, solo sabe trabajar para vivir y sacar adelante a su nieta, una postura típica de la responsabilidad adquirida por las fatalidades del destino.

Y sí, lo mejor es la fotografía, la cámara absorbe todo lo que hay en ese espacio que rodea la isla, pues no hay más escenario. Los cambios de luz son maravillosos y cautivan, dotando de una personalidad especial en cada secuencia a los protagonistas enfocándoles con distintos colores y los da una mirada distinta, incluso cuando lo que hacen es casi pura rutina.

Acerca de Susana Peral

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